Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

jueves, 8 de julio de 2010

Poniendo a prueba mi teoría

Apenas ayer, terminando de escribir mi pequeña reflexión sobre los caminos a seguir, y las oportunidades, me llegó una oportunidad de algo nuevo. Era un pequeño viaje a otro estado, solo asistir a un evento en representación de alguien más, que por alguna razón no podía ir, y luego regresar, todo en el mismo día. Claro, estaba también la cuestión de que tenía que estar en el camión a las 5:50 am, y regresaría en la tarde, alrededor de las tres; el viaje de un estado a otro dura dos horas, más lo que pudiera haber de tráfico, serían tres horas de ida y tres de regreso, lo que significa que pasaría más tiempo en el camión que en el evento en sí. Al principio me emocioné, aunque cuando supe que iba en representación de alguien más, me desanimó la idea... Sólo iría uno de mis amigos, probablemente algunas de mis compañeras a las que les hablo bien. Las posibilidades de pasar el tiempo con él, o con ellas, no me parecían muy alentadoras; pero algo me decía que tenía que ir. ¿Quién podría saber que sorpresas me encontraría al llegar? Incluso, en el improbable caso de que no pasara nada digno de ser mencionado, estaba la siempre alentadora opción de salir de la rutina. Sí, admito que tuve mis dudas, sobre todo por la poca anticipación con la que fui avisada (ayer en la noche), y mis dudas acerca de las posibilidades de poder pasar un buen rato con compañeras con las que casi no convivo (incluso, una de ellas no me habla muy bien, y la posibilidad de que fuera ella era desalentadora para ir). Pero como dije antes, sabía que tenía que ir ¿Cómo? Llamemosle presentimiento, esa sensación de conexión a un futuro próximo, sin saber realmente de qué se trata, solo es la sensación de que será algo bueno o no lo será. Mi presentimiento era bueno. También recordé lo que recién había escrito. ¿No era acaso una señal de tomar un camino desconocido, para vivir cosas nuevas, cómo ya lo había expresado? Eso es lo que me dio más ánimos. Fue por algo que escribí eso momentos antes de que pasara algo que me permitiera poner a prueba mi teoría y mi valor.
Ahora, ya que todo ha pasado, no me arrepiento de mi decisión. Pasé un buen día, algo bastante diferente a lo que suelo hacer, y no fue ninguna de mis compañeras que pensé que irían, así que pasé un buen rato en el camión con mi amigo que, a pesar de que nos veíamos muy seguido, era poco lo que hablábamos, hasta el punto en el que llegué a pensar que nuestra amistad se había perdido; pero lo de hoy me sirvió para demostrar que aún sigue ahí, quizá más débil, no demasiado bien alimentada, pero no se ha ido. Creo que eso es lo más importante de todo lo que mi di cuenta durante el viaje, más largo que el propio evento. Y, para mi buena suerte, no necesité representar a nadie, pues todos fuimos tratados por igual, y no hubo reconocimientos con nombres (si hubiera sido el caso, el que me hubieran dado tendría cualquier otro nombre menos el mío), pero si entrega de una colección de novelas a todos los asistentes ¡por suerte! Necesitaba algo nuevo que leer.
Así que, al final, el riesgo valió la pena. ¿Y lo que sacrifiqué para obtener esto? Un día de rutina, unas horas de sueño (que recuperé en el camión), y el miedo a lo desconocido.

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