Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

viernes, 31 de diciembre de 2010

Al final del año

Esto no es algo que yo haya escrito, pero que me parece muy cierto, y escrito de una forma muy bella. Lo escribió alguien llamada Luz.

Al final de cada año los seres humanos
Experimentamos una sobrecarga y contradicción de sentimientos.
Esa mezcla de sentimientos emerge de los recuerdos,
Recuerdos de vivencias pasadas,
Recuerdos de experiencias vividas en el año,
Recuerdo de seres humanos que ya no están.
Al final del año, algunos ríen, otros lloran,
Otros agradecen, otros se arrepienten, otros tan solo se quejan.
Al final del año, los seres humanos nos damos cuenta
Que la vida sigue su curso, que dejamos atrás cosas,
Que tuvimos miedo de arriesgarnos probablemente,
Que no pudimos alcanzar alguna meta.
Al final del año, aprendemos que la vida es un don preciado,
Aprendemos que aún en el dolor, en la tristeza, en la desesperanza,
Vale la pena seguir luchando, seguir viviendo.
Al final del año levantamos la mirada hacia el cielo,
Algunos en busca de una señal, otros en agradecimiento,
Otros con esperanza, otros con una oración,
Pero todos con el anhelo de una vida cada vez mejor.

martes, 28 de diciembre de 2010

Recuerdos olvidados

¿Qué pasa con los recuerdos olvidados? ¿Dónde quedan? ¿A dónde se van?
Muchas veces, la realidad parece un sueño, y un sueño parece más real que la propia realidad. Una simple historia puede transportarnos a mundos nuevos y desconocidos, o a nuevos lugares de este mundo. Un acontecimiento puede cambiarnos para siempre, o cambiar el curso de nuestra historia. Pero al final, no queda nada, sólo quedan los recuerdos, que no siempre son los mismos, y que quizá algún día se desvanecerán. Sólo eso queda. Los objetos tangibles, que asociamos a un recuerdo, también permanecen, pero tampoco son para siempre. Quizá el objeto perdió su fuerza, y es incapaz de evocar un recuerdo; quizá el recuerdo perdió importancia, pero queda algo para recordarlo. Tal vez quiera olvidar algo, y me deshago de todo aquello que me lo recuerde, pero el recuerdo, en sí, no se va. Tal vez quiera conservar intacto un momento, y haya un objeto que, con solo tocarlo, haga que lo evoque, pero tal vez no haya nada, y ese recuerdo se pierda.
Ver una imagen, tocar un objeto, leer los recuerdos que fueron escritos, o escritos que se asocien con ese recuerdo, son fuertes recursos para no olvidar aquello que no queremos olvidar.
Pero ¿y los recuerdos olvidados? ¿Aquellos que no tienen conexión con la realidad? ¿Aquellos que ni siquiera parece que pasaron en realidad? ¿Qué pasa con ellos? ¿Dónde quedan? ¿A dónde van?

lunes, 20 de diciembre de 2010

Lenguaje universal

Hace tiempo, leí sobre un lenguaje universal, un lenguaje sin palabras que puede entender cualquiera, independientemente del idioma que hablen. Pensaba que, entre dos personas que hablan el mismo idioma, ese lenguaje resulta superfluo, que es algo de lo que se puede prescindir, pero ahora veo que no es así.
Primero es el lenguaje del entusiasmo, de hacer las cosas con alegría, de hacer las cosas que se quieren hacer sólo porque se quieren hacer, y no porque se tengan que hacer. Esa diferencia parece poca, pero es bastante grande. Si alguien hace las cosas que quiere será feliz, pero hacer lo que no quiere hacer no hace a nadie feliz; simplemente, se pierde el entusiasmo, la alegría por su trabajo. Podrá ser que alguien que trabaje en lo que le gusta apenas y gane dinero para vivir, pero esa alegría es irremplazable, y hace que valga la pena; si al contrario, lo más importante es ganar dinero, aún haciendo lo que no le gusta, pues de nada valdrá, pues sería una persona de las que abundan, con una cara de infelicidad y amargura, o si no, al menos la tendrá en el corazón. Sería mucha suerte que, por algo que me guste hacer, gane muy bien, pero eso ya es otra historia...lo importante es ser feliz con lo que se hace.
Además del entusiasmo, está la sonrisa. Dos personas, que quizá ni siquiera se conocen, si sienten una extraña sensación de afinidad, y deciden intercambiar una sonrisa, se están comunicando sin necesidad de que medie ninguna palabra entre ellas. Una sonrisa es como una luz que ilumina la vida por un instante, y el recuerdo de una sonrisa es lo que más permanece, junto con la mirada. Pero, al contrario de la mirada, que puede expresar tantas cosas o no expresar nada, con una sonrisa se expresa la alegría, el entusiasmo, lo que sientes al ver a una persona, incluso aunque no la conozcas. Sólo con ver a una persona, y decidir regalarle una sonrisa, le puedes alegrar el día, y conseguir una sonrisa a cambio. Un perfecto lenguaje universal, porque cualquiera al que le sonrías, te puede dar una sonrisa suya a cambio. Y puede ser también, que sin conocer a alguien, sólo porque han sonreído mutuamente, estableciendo contacto visual, lo consideres tu amigo. Es algo que sucede y, aunque no se vuelva a ver a esa persona, quedará el recuerdo de esa sonrisa, por la cual lo podrías reconocer en cualquier momento y en cualquier lugar.
Y está también el más perfecto lenguaje universal: el amor. Una sola mirada basta para comunicarlo, cuando sientes que alguien es el indicado para ti, que es alguien que, aunque inconscientemente siempre has buscado. Sólo hace falta ver el brillo de sus ojos, por lo que lo reconoces definitivamente.
Aunque, claro, también hay otras clases de amor, como el que se siente por la familia, más especialmente a los más cercanos, aquellos que reconoces como familia y siempre están ahí para ayudarte  en lo que sea; o el cariño, o lo más cercano al amor, que se siente por los amigos, cuando son muy queridos y harías prácticamente cualquier cosa por ellos. Cualquiera de este tipo de amor, siempre es mejor cuando es correspondido porque, si no lo es, destroza por dentro.
Y estos tres tipos de lenguaje, cualquiera los entiende, o, al menos, los siente, aunque no sea al 100% consciente de ellos, porque pueden estar ciegos a las cosas bellas de este mundo, pero no pueden escapar de lo que se siente hacer las cosas con entusiasmo, regalar o recibir una sonrisa, o amar profundamente a alguien.

Crítica y falsedad

Mucha gente habla y es incapaz de decir algo; muchos juzgan y critican, pero son incapaces de crear por ellos mismos algo digno de ser criticado por los demás, porque la crítica puede provenir en primer lugar de la envidia, y de la incapacidad de crear. Muchos ven los errores de otros, pero nunca han visto sus propios errores; son capaces de ver lo que está mal en la vida de los demás, pero no hacen nada para arreglar su propia vida;juzgan una conducta, un pensamiento, que según ellos está mal, cuando ellos se comportan o piensan igual, pero no lo admiten y no quieren que nadie lo sepa.
Es algo idiota y enfermizo, contemplar a los demás por miedo de verse a sí mismos en el espejo, de ver ellos mismos sus errores, sus malas conductas, sus malos pensamientos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Decepción y alegría

De Épica-Run for a fall.
"Es mejor asumir tus propios errores en lugar de seguir mintiendo. Para asumir esos errores hay que confrontar la vida y no evadirla (eso lo hacen los que tienen miedo). Esas mentiras y farsas caerán por su propio peso. El que miente y miente llegará el momento en que no podrá recordar su gran cantidad de mentiras, entonces los demás se darán cuenta de lo mentiroso que es. Sé humilde. Ámate equilibradamente, sin caer en narcisismos, para que luego puedas amar a los demás".
Elvis Useche

Parece que ya empiezas a conocer todo de alguien, y cuando menos te lo esperas, todo se desmorona: lo que pensabas de ese alguien, lo que creias que era....y ya no queda nada, sólo la más profunda decepción...
Sin embargo, también hay ocasiones en las que nos evitamos la oportunidad de conocer más a fondo a alguna persona, sin importar cuántas veces la veamos o tengamos que ver en el futuro, tal vez para tratar de evitar un nuevo sufrimiento, y resulta que son más las veces en las que esas personas resultan ser maravillosas, únicas e irremplazables. 
Es por eso que no hay que negarse la felicidad, cualquier cosa que nos haga bien a nosotros mismos; si los demás no lo comprenden, ya es su problema; y para buscar la felicidad, hay que estar con personas que nos hagan felices, que realmente nos comprendan y apoyen, o simplemente nos acompañen cuando más se necesitan...y alejarse de aquellas personas que nos lastiman, que sólo buscan la forma de herirnos (con sus palabras o acciones), o bien, que son hipócritas, o están con alguien por conveniencia y no por verdadera amistad, alejarse de esos "amigos" que hablan mal de ti a tus espaldas, y que nunca se atreven a decirte nada importante de frente, aquellos que quieren saber lo suficiente sobre tu vida, para luego usarlo en tu contra, que se aprovechan o se burlan de tus debilidades, miedos o forma de pensar. 
No entiendo como puede haber personas así en el mundo, pero las hay. Por eso trato de estar con quienes creo que son mis amigos, y creo firmemente que lo son, hasta que resulta que, después de todo, no lo eran.
Por suerte, no todos son así, tengo buenos amigos (hasta dónde sé) y me gusta estar con ellos, esos chavos tan lindos y divertidos, que saben como hacerme reír, olvidar por completo la tristeza, y sólo disfrutar de la felicidad de estar con ellos (¿por qué no todos son así?).