Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

martes, 28 de diciembre de 2010

Recuerdos olvidados

¿Qué pasa con los recuerdos olvidados? ¿Dónde quedan? ¿A dónde se van?
Muchas veces, la realidad parece un sueño, y un sueño parece más real que la propia realidad. Una simple historia puede transportarnos a mundos nuevos y desconocidos, o a nuevos lugares de este mundo. Un acontecimiento puede cambiarnos para siempre, o cambiar el curso de nuestra historia. Pero al final, no queda nada, sólo quedan los recuerdos, que no siempre son los mismos, y que quizá algún día se desvanecerán. Sólo eso queda. Los objetos tangibles, que asociamos a un recuerdo, también permanecen, pero tampoco son para siempre. Quizá el objeto perdió su fuerza, y es incapaz de evocar un recuerdo; quizá el recuerdo perdió importancia, pero queda algo para recordarlo. Tal vez quiera olvidar algo, y me deshago de todo aquello que me lo recuerde, pero el recuerdo, en sí, no se va. Tal vez quiera conservar intacto un momento, y haya un objeto que, con solo tocarlo, haga que lo evoque, pero tal vez no haya nada, y ese recuerdo se pierda.
Ver una imagen, tocar un objeto, leer los recuerdos que fueron escritos, o escritos que se asocien con ese recuerdo, son fuertes recursos para no olvidar aquello que no queremos olvidar.
Pero ¿y los recuerdos olvidados? ¿Aquellos que no tienen conexión con la realidad? ¿Aquellos que ni siquiera parece que pasaron en realidad? ¿Qué pasa con ellos? ¿Dónde quedan? ¿A dónde van?

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