Diario de una vida

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Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

miércoles, 22 de febrero de 2012

Goodbye my lover

18/feb/12
Renuncié al chico que me gusta, y no pude evitar sentirme triste. Parecía que ya nada tenía sentido; si estaba o no con él era algo que ya no importaba, y casi parecía que nunca importó realmente. Mas sin embargo, algo faltaba, y no era su presencia, no era su amistad, no eran sus palabras, o su risa, o su tierna mirada; era algo que parecía ir más lejos todavía que todo eso junto, y es lo único que nunca podría tener para mi.
Toda una semana sintiéndome triste sin saber porque, enojándome por el hecho de estar triste, y poniéndome triste por el hecho de enojarme. Parecía un círculo vicioso autodestructivo, y no podía soportarlo más. Y lloré una vez más por él, por todo lo que me falta, por el hecho de haber renunciado a la idea de conquistarlo, más una combinación muy rara de las cosas que me habían pasado, de que nada parecía salir como yo lo esperaba, y mis sueños parecían desmoronarse a mi alrededor. Y quedó demostrado, una vez más, lo bueno que es llorar para desahogarse, dejar que todos los sentimientos fluyan en forma de lágrimas hacia el exterior, en lugar de estar deshaciéndonos en el interior. Así que no es una muestra de debilidad, como alguna vez llegué a pensar, sino una válvula de escape de todo aquello que nos hace sentir mal.
Y ahora estoy mejor, aunque no me siento del todo tranquila, sino más que nada resignada. Ahora menos que nunca podré intentar tener algo con él. Ahora que me gusta alguien más, y que les gusto a otras personas, quisiera darme la oportunidad con alguna de esas personas, a pesar de que no puedo dejar de pensar en él. ¿Será eso tan malo? ¿Significa acaso que me equivoco, que mi razonamiento es erróneo? 
No sería la primera vez, y realmente renuncié a él así que ¿por qué no tener una oportunidad con alguien más?

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