Todos tienen la respuesta para todo lo que ocurre alrededor, con sus amigos, o con sus familias, pero parece que nadie tiene respuesta para lo que ocurre en su interior.
Al ser observadores externos, juzgamos de acuerdo a lo que vemos, o creemos ver; interpretamos las cosas a nuestra manera, basándonos en las experiencias previas de cada uno, en función de lo que sabemos, creemos, vemos, y nuestra forma de interpretar las cosas. Pero este juicio es personal, y a veces ajeno a la realidad, pues al juzgar no tomamos en cuenta muchas veces como es realmente esa persona, o personas, ni su pasado, ni sus experiencias, ni siquiera nada sobre lo que sabemos que es. Y nuestro juicio parece absoluto a nuestros ojos, pero no tomamos en cuenta las circunstancias, las acciones, ni las motivaciones detrás de dichas acciones.
Malinterpretamos lo que vemos, por error, por descuido, por ignorancia; pero nuestras conclusiones no se basan en resultados reales, ni siquiera en observación completa. Sólo ver algo por un momento, por incluso varios momentos, no indica que podamos verlo todo; y nuestras conclusiones casi siempre son equivocadas y apresuradas, y nuestros juicios erróneos y precipitados.
Si tan sólo pudiéramos saber la motivación detrás de lo que vemos, quizá nuestros juicios no serían tan precipitados y erróneos. Pero ¿quién tiene el interés, la paciencia y el deseo de buscar la motivación de una persona?
Juzgar o sacar conclusiones sobre alguien puede incluso no ser tan malo, si no hay prejuicios basados en ellos; lo malo empieza cuando, basados en estas conclusiones, empezamos a tratar diferente a una persona, o empezamos a divulgar lo que creemos saber sobre ella, sin siquiera detenerse a pensar si es o no correcto lo que decimos, si es o no verdad.
Y es cuando empiezan los verdaderos problemas. Una persona puede ser juzgada injustamente por las conclusiones erróneas que sacó otra persona sobre ella; y esas palabras se difunden como si se trataran de una verdad absoluta, sin comprender del todo las motivaciones que le llevaron a realizar la acción por la que está siendo juzgada. Un malentendido que crece y se extiende hasta límites insospechados, llevando a arruinar una imagen, una amistad, un romance, o a la persona en su totalidad...
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