Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

domingo, 30 de septiembre de 2012

Todo empieza con la admiración

Admiración, respeto, ternura. Simples palabras, cuyo significado cambia al ponerlas juntas. Parece que siempre es lo mismo, así es como empieza todo, cada triste, desastrosa e incompleta historia comenzó así, un sentimiento a la vez, una palabra que nunca diría, y todos esos sentimientos acumulados fundiéndose en uno solo. 
Pienso que quiero ser más como esa persona, tan amable, tan linda, tan atenta, tan extrovertida, pero yo no soy así del todo, y definitivamente no soy extrovertida, sino lo opuesto, y siempre tan seria y tímida; cautelosa e impulsiva. Esa persona es de las que piensa las cosas antes de hacerlas, de las que consideran las consecuencias de cada acción y, aún así, de vez en cuando se permiten una acción impulsiva si es algo que realmente quieren. Una persona que no teme hablar con personas desconocidas, conocer gente nueva; que tiene muchos amigos, o quizá pocos, pero que harían prácticamente cualquier cosa por ella. Tal vez también sea una persona inteligente, y empiezo a admirar su inteligencia, que está por encima de la mía; tal vez no sea su inteligencia, sino su capacidad de razonamiento o su facilidad de palabra; es más común que sea por su fuerza de voluntad, la motivación detrás de sus acciones, que si bien no es alguien inteligente, se esfuerza por ser mejor cada día, hace lo que tenga que hacer para lograrlo; incluso aunque haya días en los que preferiría no hacer nada, no tarda en recuperar su ritmo, y volver a ser la misma persona dedicada que es. Una persona muy apegada a su familia, que la pone por encima de todo, que no duda en rechazar una salida con los amigos para salir con su familia, que siempre está ahí para ayudarlos, que los quiere, y que los cuida; alguien como un hermano mayor que quiere ser un ejemplo para los menores, o como el hijo de en medio que admira a su hermano mayor, o que no quiere cometer los mismos errores, y demostrar que no hay solo un camino a seguir, y que puede salir adelante a pesar de todo. 
Es una persona que es seria, pero sabe divertirse; una cuya amistad se basa en el respeto, pero puede llevarse pesado sin ningún problema; sabe cuando realizar esa transición, de serio a divertido y, en general, no deja que otros problemas afecten su comportamiento cuando está entre amigos, salvo en ocasiones excepcionales, en las que considera mejor retirarse por un tiempo, hasta volver a ser la misma persona de siempre. 
Toda esta descripción no es una utopía, realmente existen personas así, que no son perfectas, y tienen muchos otros defectos que acompañan a estas muchas cualidades. Pero yo solo veo sus cualidades, y lo que pienso de esas personas cambia, y se acumula: primero admiración, respeto, seguido por la ternura, y el cariño, y muchas emociones confusas que se unen y que resultan en un desastre.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Una hora pasa, y una más, y otra...El tiempo sigue corriendo, no se detiene, no perdona. Avanza inexorablemente hacia adelante, sin mirar nunca atrás. Relativo o absoluto, nunca deja de avanzar. Y yo sigo esperando. Quiero que el tiempo se detenga, quiero que avance más rápido, quiero que vaya más lento, quiero que dure para siempre, quiero regresarlo...
Una hora pasa, luego otra más, y no ha cambiado la resolución. Sigue sin haber palabras, y es que no hay palabras que expresen todo lo que quiero decir. No hay reacción, no hay cambio, no hay una sola palabra para mi, aún después de tanto esperar. 
Una hora, pronto serán dos; un día, una semana, un mes...pueden pasar años sin ninguna palabra que transmita todo; no hay nada, ni un cambio. Todo sigue tan sombrío y silencioso como siempre. La noche en silencio se congela, aunque el tiempo sigue transcurriendo, y yo sigo esperando, solo una cosa hoy. Una sola palabra, sería suficiente por hoy, una palabra...que nunca llegó.