Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

martes, 31 de diciembre de 2013

El final de un gran año

Un año más que ha pasado, un año más que termina. Este año ha sido difícil, con tantas cosas que han pasado. Fueron muchos los momentos difíciles, tristes e incomprensibles; muchas las veces en las que estuve a punto de caer ante la tristeza, de hundirme en la desesperanza, de entrar en el círculo vicioso de la autocompasión y desesperación. Y todavía no acaban las razones de esos sentimientos. Muchas veces pasé miedo, angustia, no sabía que hacer o a quien recurrir. Quería ser fuerte, para no preocupar más a las personas que se preocupan por mi, así que contuve las lágrimas antes de que asomaran a mis ojos. Pero no soy lo suficientemente fuerte, porque aún así surgían en el momento menos esperado, en la soledad. Y no sólo eso, sino que también lloré por razones que hasta parecen un poco tontas, por las que no debería de llorar, cuando hay cosas más importantes en las que pensar. Preocupaciones que parecen nimiedades en medio del gran caos de la vida, en comparación con lo que otras personas cercanas a mi estaban sufriendo. Pero ni siquiera pensar eso me hace más fuerte para afrontar esas pequeñas dificultades.
Sin embargo, no todo fue malo. También hubo momentos maravillosos, felices e inolvidables, con mis amigos o con mi familia, o conmigo misma, cada vez que leía algo que parecía estar escrito justo para afrontar lo que estaba viviendo, y se hacía luz en mi mente, y volvía a aparecer una sonrisa y el brillo en mis ojos; era entonces cuando todo lo demás se hacía pequeño, o desaparecía por completo, las veces en las que me daba cuenta de que, a pesar de ser demasiado sensible, tengo la fuerza para enfrentar las pruebas que aparecen en mi vida. Leí una vez que "las experiencias repetidas tienen una sola finalidad: enseñarme aquello que no quiero aprender". Así que sólo se trata de experiencias, si no soy lo suficientemente fuerte ahora, lo seré al enfrentar esas situaciones; porque sí, hay una experiencia que se repite hasta el cansancio: ilusionarme, hacer castillos en el aire y, de repente, caer directo a la realidad, que no es para nada como yo la había imaginado. Cada caída duele, y esta vez caí de muy alto... pero se acabó, definitivamente; todo se queda en historias, pasa a formar parte de la experiencia, y me enseña a no confiar demasiado, a no ilusionarme por esas pequeñas acciones, que al final no significan nada, o por unas cuantas palabras que se lleva el viento y se borran de la memoria.
No quería que el contenido de esta entrada sonara tan deprimente, pero son cosas necesarias de expresarse. Y hubo algo que sí aprendí:
No me considero realmente una persona muy religiosa, nunca he llegado al fanatismo ni nada parecido; creo en Dios, y en que todas las cosas pasan por algo, que cada cosa que pasa tiene una finalidad y una lección en sí misma que no se hubiera aprendido de otra forma. Pareciera que sólo aprendemos con las experiencias difíciles, aquellas capaces de sacudir nuestra vida y hacernos reconsiderar las cosas. Y eso es lo que pasó. En cierta forma cambió mi mentalidad, cambiaron mis hábitos, mi escala de valores sufrió un cambio, y la forma en que me relaciono con mi familia. Y el mayor cambio, una fe más fuerte, "recuerda que todo tiene solución, con ayuda de Dios".
Porque cada vez que me faltaban fuerzas para continuar, o me consumía la tristeza, siempre había alguien para ayudarme a seguir adelante, siempre, bajo la forma de alguien de mi familia, o de algún amigo, o un libro, una frase, o un mensaje. (http://mariarosamystica.com/mensajedejesus.html)
Creo que toda mi familia pasó también por ese cambio, y algunos de mis amigos, que también han pasado por momentos difíciles.
Por eso, hoy, en el último día de este gran año, doy gracias a Dios por todas las lecciones aprendidas, porque, aunque enferma, sigo llevando una vida normal, y se hayan ido esos síntomas, por todas las personas que estuvieron a mi lado en esos días difíciles, por todas las que desean que mejore mi salud, por las que me cuidan y me quieren, familia y amigos.
Así que, al final, no resultó ser una entrada deprimente, si no de esperanza, en la confianza de que el nuevo año que empieza sea mejor...

lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Qué haces cuando no puedes hacer nada?
Sabes de alguien a quien le convendría un poco de ayuda urgentemente, pero no hay nada que puedas hacer para proporcionársela, ni siquiera para aliviar un poco el dolor y el sufrimiento que conlleva una situación desesperada, como la que ves frente a ti, en alguien muy querido, pero inaccesible.
¿Qué es peor, sufrir o ver sufrir a alguien a quien quieres? Ambas situaciones son malas, tristes, desesperadas, dolorosas...

Dicen que sólo es necesario estar ahí, disponible para la persona, para cuando quiera hablar con alguien, o cuando quiera desahogarse; simplemente estar ahí, para escuchar, o dar un abrazo, sin necesidad de decir nada, o hacer nada más. 
Pero ¿cómo puede saber esa persona que puede encontrar ayuda cuando la necesite? ¿que habrá una mano amiga para ayudarlo a levantarse, un hombro sobre el cuál llorar, una persona siempre para ella?
¿Cómo hacérselo saber?

domingo, 15 de diciembre de 2013

Decepción...

Algunas personas nos decepcionan, porque no son lo que creímos que eran. ¿De quién es la culpa entonces? ¿De ellas o de nosotros?
Si las señales estaban más que claras desde el principio, e incluso no creímos que pudieran hacernos eso, al considerarnos mejores, o más dignos de confianza, o de afecto, entonces la culpa es nuestra, por no querer ver lo que estaba frente a nuestros ojos, por ignorar tan clara evidencia de la naturaleza real de dicha persona. El que haga algo que afecte a alguien más, por razones merecidas o no, no significa que no nos podría hacer lo mismo algún día, por las mismas improbables razones u otras parecidas. O creer que podemos cambiar su forma de ser...todo eso es tonto. No somos tan influyentes como creemos, no podemos cambiar a nadie si ese alguien no quiere cambiar por sí mismo. Así que sólo queda aceptarlo y seguir adelante; si es posible, alejarse de la influencia de esa persona, o tal vez quedarse, pero sabiendo cómo es y lo que es capaz de hacer, bajo nuestro propio riesgo...
O la siguiente situación, la culpa es de ellas, por ocultar su verdadera naturaleza baja una máscara de afabilidad y falsa confianza, con el objetivo de obtener un beneficio de nosotros que, cuando ven cumplido, dejan caer esas máscaras y revelan sus verdaderas intenciones, sin importarles el daño que podrían causar. De este tipo de personas no hay nada nuevo que decir, sólo queda apartarse de ellas, si fuera posible, antes de que puedan hacer cualquier daño pero, como ese tipo de personas se ocultan muy bien, hay que apartarse de ellas en el momento en que se descubran, antes de que puedan seguir causando más daño.

Y hay algo más que no había considerado:
No hay que esperar mucho de las personas, que es mejor que nos sorprendan a que nos decepcionen. Sin embargo, todos decepcionamos alguna vez a alguien, y es algo normal, porque somos humanos y nos equivocamos y, por lo mismo, no debemos esperar que los demás nunca se equivoquen. Hay personas que casi nunca te van a decepcionar, que aunque no es seguro que no te decepcionen, al menos evitarán hacerlo.

Ahora sólo queda ser más atenta a las señales, de qué tipo de persona se trata, y seguir confiando, pero no demasiado; seguir confiando mientras esa persona no haga nada que merezca que dejes de confiar; saber distinguir las situaciones, las intenciones... salir de esta decepción tan aplastante; después de todo, sólo se trata de un aspecto de esa persona lo que está mal, no significa que absolutamente todo esté mal. Si es una persona muy querida, muy cercana, duele más, pero no debería ser razón para terminar una linda y larga amistad.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Quisiera creer que soy más madura de lo que era; en algunos aspectos puede que sí, pero aún me falta mucho camino por recorrer. Con todas las cosas que me han pasado últimamente, he reconsiderado mi visión de las cosas, la perspectiva desde la que veo el mundo ha cambiado, para ser un poco más realista de lo que era, y eso es en lo que pienso que he madurado.
Por una situación en la que me metí sin querer, sé que las personas no siempre son lo que parecen, que no hay que apegarse o confiar demasiado en ellas, porque llega un momento en el que no importa todo lo que han pasado juntas, simplemente te olvidan, te dejan, te hacen a un lado para dar paso a algo "mejor" o más conveniente, o bien ya lograron su objetivo y ya no te necesitan. Es triste, pero no es el fin del mundo. Cada vez que confiaba en alguien, demostraba que no era digna de mi confianza, y pensé que esta vez sería diferente, pero me equivoqué. Sin embargo, no voy a permitir que esa clase de experiencias me hagan amargada o desconfiada. Yo sigo confiando en las personas, hasta que demuestren que no tengo que hacerlo. 
Y, dejando de lado ese tema, he aprendido que hay cosas más importantes que aquellas que consideraba importantes. El hecho de pasar tantos días enferma y sin saber de qué puso las cosas en perspectiva. Ahora es más fácil rechazar una salida con mis amigos para estar con mi familia, que estuvo conmigo cuando enfermé. 
Aunque ahora sé que hay cosas más importantes, me siguen preocupando las cosas comunes, que parecen sin importancia, como la nostalgia que siento cada vez que veo a algunos de mis amigos, que tienen novio o novia, y me recuerdan que yo no tengo novio, y pienso que, si tuviera, me hubiera acompañado también esos horribles días de enfermedad. Y también pienso en lo tonto que parece pensar eso, cuando hay otras cosas más importantes. Como por ejemplo, que debo seguir cuidando mi salud, porque estoy todavía enferma, y no sé por cuánto tiempo más seguiré enferma, ya que existen dos posibilidades: una enfermedad temporal, o para toda la vida. Lo segundo suena más triste, y sería horrible, porque llegaría un momento en el que empeoraría, y no podría hacer nada. Tengo miedo que sea así, esa segunda opción tan aterradora. A simple vista, no parece tan mala la enfermedad, me veo normal, camino normal, y hago todo lo que hacía antes, pero, dentro de muchos años, si se notará. Entonces intento pensar que es la primera opción, y que se quitará eventualmente. Tengo confianza en que sea así.
Por eso la confusión tan rara, los pensamientos contradictorios. Ya que, aún sabiendo eso, sigo pensando de esa forma, aunque trato de no pensar tanto en ese sentido, ya que las cosas pasarán cuando tengan que pasar.

sábado, 12 de octubre de 2013

Días de enfermedad

Ha pasado tiempo ya, desde las vacaciones. Fueron aburridas, con sus momentos divertidos, y leí mucho como quería, vi muchos animes, hice ejercicio, cosas así. Casi parecían una rutina. Pero de repente, algo cambió. No sé la causa, pero me enfermé. Fue como estar adolorida después de hacer ejercicio, pero más fuerte, y más inexplicable. Y caminar dolía, sentarme dolía, ponerme de pie, todo. Y no salía nada en los análisis de sangre. Un dr. dijo que era sólo estrés, y casi pensé que era eso, porque mis tías no le hablaban a mi mamá, por alguna discusión pasada que no solucionaron. Y extendieron ese rencor a todos nosotros, a mi hermano, mi papá y a mí. Ya no podíamos ir a casa de mis abuelos, así que me pasé todas las vacaciones en mi casa. Mis papás también pensaron que podría ser eso, el hecho de que no salía o algo así, por lo que eran los músculos los que se me estaban atrofiando. Yo decía que entrando al tec, retomando mi rutina normal, volvería a la normalidad. Los primeros días de clase demostraron la invalidez de esa hipótesis. Fue difícil llegar caminando del tec a casa de mis abuelos, y mis pies se hincharon, se veían enormes. Entonces mis tías se preocuparon por mi. Mis papás me llevaron con un quiropráctico, que recomendó un médico internista y cardiólogo. Fuimos el jueves 29, falté a clases para ir, y casi me quedo sin equipo en sistemas programables. Mandó nuevos análisis, y con la sorpresa de que me hizo un electrocardiograma y tenía arritmia, nada grave, sólo por ser algo nerviosa. Y en los análisis salió alto el factor reumatoide, realmente alto. Y señales de que tenía una infección en las vías urinarias (sin dolor ni ninguno de los síntomas que comúnmente presenta esa infección) y tomé medicina para la infección. Y me pasé toda una semana sin ir a clases porque también ordenó reposo absoluto. No hacía falta que lo ordenara, realmente, ya que no me podía mover sin que me doliera todo el cuerpo, así que no podría ir al tec, y subir y bajar escaleras, cambiar de salones, estar mucho tiempo sentada, porque todo eso dolería más. También me sentía muy débil, cansada, dormí mucho, y también leí mucho esos días, sin usar mi lap para nada.
Mi abuelo iba a visitarme a mi casa, a veces con Cris, mi primito bebé de 12 años. Mis tías también vinieron, al menos una vez cada una.
El quiropráctico me recetó jugo de papa para la artritis (sabe horrible), y hacer dieta muy estricta. Así que mis tías también ayudaban con eso, mandando papas, frutas, pollo, verdura, pescado (y eso que mencioné es todo lo que actualmente puedo comer, además de jugos naturales, leche de soya y agua).
Dos veces vino la pastora del templo a donde van Yari, y mi tía Male, a orar por mi, y por mi mamá porque estaba muy nerviosa y preocupada. También fuimos a un templo de sanación, que fue una experiencia un poco rara, la verdad, y no me gustó mucho, aunque tengo que admitir que me quedé un poco más tranquila después de eso, y me dolió estar sentada tanto tiempo. Como ahí dijeron que tenía tres espíritus (o algo así) que me estaban haciendo daño, y que tenía que ir a "darles luz" 9 lunes, el lunes de la semana pasada fuimos, y no hubo nada de ceremonia de dar luz, pero si cantos, y nos quedamos, como una hora o más. En ese tiempo, me entumí, me dolió estar sentada, me mareé, me dolió la cabeza, y casi vomito, así que nos tuvimos que ir. Y el día anterior, domingo, fuimos a misa, y pasó casi lo mismo, pero porque me cansé de estar de pie. Todo eso me (nos) parecía preocupante, ya que el martes, al día siguiente, ya iría por fin a clases.
Y fui a clases, sólo le enseñé mi justificante a una profa, que me preguntó si ya estaba bien, y así, y que me justificaba la actividad que habían hecho. De las otras clases, creo que no me perdí de mucho.
El miércoles de la semana pasada vinieron mis tías (a excepción de tía Mari), y mis primitos, con una prima de ellas, que se llama Rosy, y otra señora de su templo, también a orar por mi. Fue la oración más bonita que me haya tocado recibir, y todas nos pusimos a llorar.

Al principio, el dr. decía que podría ser una artritis reactiva, o sea, que me dio una infección y a mi cuerpo se le ocurrió reaccionar con una artritis, pero que eso era bueno, ya que, en cuanto se fuera la infección, también lo haría la artritis. Se fue la infección.... y ahí quedó la artritis. Estoy tomando prednisona, que es para desinflamar las articulaciones y que ya no duelan, pero sólo la dosis mínima, y también aspirinas, para el dolor y proteger mi estómago. Lo haré sólo por dos semanas, y después estaré tomando solo aspirinas. Esto para poder hacer análisis nuevos, y ver que tan bien voy avanzando, o si no. El dr. también nos dijo que hay casos en el que el cuerpo desactiva la enfermedad, así que esa es la nueva esperanza. Y el experimento de quitarme la prednisona es para comprobar si puedo estar sin anti-inflamatorios.
Y si, tengo esperanza en eso. A veces me resulta difícil, sobre todo al recordar el dolor y las dificultades que pasé esos días. Pero todo pasa por algo. Ahora mi familia parece más unida, ojalá que lo esté realmente. Llevo una dieta y hábitos un poco más sanos, como dormir antes de las 11:00 p.m. Así que si tengo esperanza, pues tengo una familia muy linda que me quiere y me apoya, pase lo que pase, que me ayudan a llevar este nuevo estilo de vida más fácilmente (realmente odio la dieta, pero es necesaria), que me recuerdan que hay cosas más importantes en la vida, como la familia, la salud, y cosas así (aunque no me lo recuerden necesariamente con palabras), y que hay que tener esperanza siempre, que Dios nos ayudará, y hay que tener fe.

lunes, 8 de julio de 2013

Reencuentro... yo una vez más

Hace algunos años, aproximadamente cinco, empecé a hablarle a un chico de mi escuela, que era considerado guapo y popular, dos años mayor que yo. A casi todas mis compañeras les gustaba, o al menos les llamaba la atención. Y había dos de ellas, que decían ser mis amigas, aunque descubrí que no lo eran realmente. Demasiada envidia en esa pretendida amistad, pero también demasiado que ganar para ellas siendo mis amigas. Como sea, encontré amigos mejores, y las calificaciones de ellas decayeron. Pero no era suficiente, ni para mi ni para mis nuevos amigos. Entonces empecé a hablarle a ese chico, sinceramente, desde el principio; le dije el motivo por el que le empezaba a hablar... y fue muy comprensivo al respecto. Meses después, hice las paces con ellas, pero no supe si el motivo fue sus muchos exámenes reprobados, y el repentino descenso de sus calificaciones, o que querían que les presentara a mi nuevo amigo. Como sea, no les ayudé ni en una cosa ni en otra, pero al menos dejaron de hablar mal de mi, y yo dejé de ser tan presumida de mi nuevo amigo, aunque no le dejé de hablar. 
Toda esa historia se mostraba confusa en mi mente, sólo recordaba fragmentos, cosas sin importancia, no pensaba mucho en ella, ya que esas amigas se cambiaron de escuela al finalizar el semestre, y ese chico salió de la escuela, tuve más amigas, y más amigos después, de alguna manera más entrañables, recuerdos inolvidables con ellos, y una amistad que permanece incluso después de tanto tiempo, y de las circunstancias en las que se originó. Pero escribo acerca de esto, porque encontré el relato de esa historia, escrito por mi mientras sucedía: un diario, dedicado únicamente a esa pequeña historia de casi tres meses. Sinceramente, no recordaba que yo podía ser de esa forma, no parecía yo. Recuerdo que siempre, una de mis compañeras, a la que también le gustaba ese chico, siempre me decía "nos vemos a la salida" y yo le decía que si, cuando quisiera. Naturalmente, nunca me hizo nada después de semejante respuesta de mi parte, de que nunca le huí, y de que practicaba Lima-lama. Ahora no sé si me mostraría tan segura si alguna de mis compañeras quisiera "verme a la salida". O si me atrevería a hablarle a un chico que no conozco por una razón tan tonta... no fui muy valiente ese día, porque estaba temblando, en serio mucho, y no sé de donde saqué el valor para hablarle a pesar de eso. Ahora casi me parece imposible. Es cierto que le dije al chico que me gusta eso, que me gusta, pero de una manera que yo nunca planeé, porque de haberlo planeado, hubiera sido muy diferente y en otras circunstancias (ese el punto, creo yo, que nunca planeé decirlo porque no quería decirlo, sólo pasó). 
Esa amistad que empezó por los motivos equivocados fue muy bonita aunque, naturalmente, no duró mucho. Y, de nuevo, la cuestión no es esa, sino el hecho de que piense que fui de una manera en la que no me reconozco; a pesar de eso, creo que quiero volver a ser así... y no sé si eso sería bueno o malo.

sábado, 16 de marzo de 2013

Cuando realmente termina una historia

He escrito, desde hace mucho tiempo atrás, muchas cosas sobre un mismo tema, referentes a una misma persona. Y, por lo que me doy cuenta, mi percepción de las cosas no es muy buena, mi imaginación siempre es excesiva, cambio de opinión muy rápido, y no puedo ocultar mis sentimientos.
Desde que iba en el Cbtis sabía eso. Me lo imagino como tener un gran letrero en la frente por el que pasan mis pensamientos, de tal forma que cualquiera pueda verlos. Por eso no debería sorprenderme de que todos sepan quien me gusta/gustaba. Algo curioso aquí es que me sorprendí de que precisamente él lo supiera.
Ahora que parece que ya todo volvió a la normalidad, pienso que decir lo que siento realmente ayudó. Lo curioso de eso, es que no fue algo que yo planeara, ni siquiera que quisiera hacerlo, solamente pasó. Y pasó en un momento que se podría decir que fue adecuado, un momento en el que me gustaba lo suficiente como para que decirlo no fuera una mentira y por si hubiera alguna oportunidad, y en el que no me gustaba tanto como para sentirme mal cuando dijera lo que ya sabía, y fuera más fácil aceptarlo. 
Y en el mes pasado, aprendí muchas cosas, sobre mi misma, y sobre otros. Como eso, de ser demasiado transparente, de demostrar mis sentimientos. Comúnmente, las personas los ocultan, por seguridad, porque hay otras personas que se podrían aprovechar de eso. Pero parece que yo, aunque quiera ocultarlos, no puedo. Y no estoy segura si es un defecto o no. También me han dicho que soy muy valiente por lo mismo, y por ser capaz de decir lo que siento. Primero no me lo creía del todo, porque ya ha pasado mucho tiempo, y pude haberlo dicho antes, pero después vi que si era así, ya que hay personas que nunca lo dicen. Yo no pensaba decirlo, pero eso me hubiera dejado con la duda siempre, con el "que hubiera pasado si...". Y supongo que no decirlo fue la causa de todas las cosas que escribía, y mis cambios de opinión, de pasar del me gusta, al lo quiero como amigo, es mejor ser amigos, me gusta más, nunca pasará nada, me gusta más y seguiré intentando... Muchos diferentes pensamientos, casi siempre contradictorios.
Y esta es otra de las cosas por las que realmente me ayudó decirlo. Ahora ya no tengo ninguna duda, ya no es un "tal vez si" o "tal vez no", es lo que es y ya. Aprendí también que no sólo debo ser valiente para decirlo, eso ya lo hice, sino que ahora debo ser valiente,fuerte y lo suficientemente madura para aceptarlo y continuar.
Creo que es difícil, pero no tanto. De nuevo, es algo que ya sabía, así que sólo debo hacerlo. Hay otra opción para este caso, y es alejarme. Pero si empiezo a alejarme, o él empieza a alejarse, no podré continuar como si nada hubiera pasado, y creeré que decirle fue un gran error, cuando sé que no lo fue. Y no quiero eso. Creo que tengo un amigo súper genial y lindo y no quiero perderlo. Eso si sería lo más difícil. Y aunque también sé que suelo ser un poco inmadura, hay veces en las que logro ser lo suficientemente madura para aceptar las cosas que pasan, y para aceptar mis responsabilidades, así que puedo aceptar esto también. Sólo somos amigos, y quiero que sigamos siéndolo mucho tiempo más. Casi todas las cosas que he aprendido últimamente han sido por él.
Como el que no me importe demasiado lo que las otras personas piensen, y que haga lo que quiera hacer mientras no sea algo malo y mientras realmente quiera hacerlo, que no deje que otras personas me limiten, que no influyan demasiado sobre mi, que no me hagan sentir mal con su comportamiento. Y a pesar de saber todo eso, me falta aplicarlo bien. Lo intento, pero no siempre puedo. Así como intento ocultar un poco más mis sentimientos, no ser tan transparente; quiero verme siempre alegre, sonriente... aunque hasta ahora la única forma que tengo de lograrlo es realmente estarlo. 
Así que después de tanto, finalmente puedo decir: esta historia terminó, este capítulo ya está cerrado, y comenzaré a escribir los que siguen. 
Espero que esto sea lo último que escriba sobre él. Hay muchas otras cosas sobre las cuales escribir.
Ahora mi atención está concentrada en la escuela, para mantener mis buenas calificaciones, para aprender más cosas en el poco tiempo que me queda en el tecno. Disfrutar el tiempo que pase con mis amigos, hacer nuevos amigos, aprender inglés, porque mi sueño de viajar y conocer diferentes lugares no se ha ido, sólo chocó de frente con la realidad (hace falta dinero para eso, y saber inglés por lo menos). Pero hay formas de lograrlo, así que va renaciendo esa idea. Y todas esas cosas tan confusas que sólo me distraen y me confunden las olvidaré por un tiempo, ya que hay un tiempo para todo, y llegará eventualmente. 

miércoles, 27 de febrero de 2013

Pequeña explicación

Como ya no es de extrañar, se creó un lío muy grande en mi mente. Intentar pensar en varias cosas a la vez no es bueno. Y esto es sobre la entrada anterior. 
Pensé que decir lo que siento ayudaría, y sí, por un momento. Me hizo sentirme aliviada, tranquila, como si ya no tuviera necesidad de intentar esconder nada. Todavía quedaba la duda de que le diría al otro chavo. Ya me había decidido, pero aún no podía decirle nada. Y entre más tiempo pasaba así, mi conciencia me molestaba más. Hasta que el lunes al fin le dije que había alguien más que me gustaba. La gran sorpresa para mi fue que él no se mostró para nada sorprendido. También dijo algunas cosas que me asustaron un poco, a tal punto que en estos dos días siguientes a ese, me volví paranoica, pensando que me vigilaban; y otras cosas que me hicieron pensar que él es raro, emo, depresivo, dramático, como un víctima de la vida y las circunstancias. Lo más raro fue, que aunque le dije eso, no se alejaba. Parece que quería seguir intentando, y la decisión entonces recaía en mi. Pero no solo eso, dijo que era muy infantil e inmadura por pensar como pienso, que mi mente es una maraña confusa de pensamientos, y que debería ordenarla un poco antes de poder decirle mi respuesta. Pero pensar...no había nada que pensar.
Mi estado de ánimo ha estado algo decaído desde que lo conocí, un poco después de eso, por pensar en dos personas. Era una especie de triángulo amoroso extraño uno--->yo----->otro, sabiendo que a ese otro no le intereso, y al primero sí, lo más lógico sería darle una oportunidad al primero. Todos me decían eso, que tal vez debería hacerlo, darle una oportunidad, conocerlo más, que a veces así es como las personas encuentran el amor de su vida. Pero a mi se me hace injusto, tanto para él como para mi. Así que hoy terminé con ese asunto, quiero creer. Fui más directa de lo que había sido el lunes, y cualquier otro día. Tengo muy clara mi decisión, contrario a lo que pueda pensar ese chavo. Lo que pasa es que ni mis amigos, ni yo misma, entendemos esa decisión. La decisión original era escoger al chavo que si me gusta, y aunque  sigue siendo la misma, ahora sé, con total certeza, que no serviría de nada. Definitivamente no me ve de esa forma. Eso ya lo sabía, no me dijo nada nuevo. Lo nuevo aquí es, que me rindo definitivamente. 
Cualquiera se cansa de intentar inútilmente, y después de tanto, ya me cansé. Y la nueva decisión es quedarme soltera por el momento, hasta reponerme un poco, desenredar el nudo de mis pensamientos...
Pensé que todo seguiría como antes, que sería como si nada hubiera pasado, entre él y yo, pero me equivoqué en algún momento en el camino, y ahora parece ser que ya ni siquiera tendré un amigo. Es inútil seguir preguntándome "¿en qué me equivoqué?" cuando sé la respuesta. O una parte de la respuesta.
Me quise apoyar demasiado en él, de verdad pensé que todo seguiría igual, o mejor, pero parece que no puede ser así. De verdad lamento haberme portado tan dependiente de él, o como se pueda decir a eso. No quiero que siga molesto conmigo, me equivoqué esa vez, pero no volverá a pasar
Todo este tiempo, he estado con un ánimo muy bajo, mis ojos siempre se ven apagados, como si tuviera sueño, me distraigo con más facilidad que antes, soy más distraída, tengo que hacer más esfuerzo para concentrarme. No puedo culpar a ninguno de los dos por eso, sino a mi, porque realmente no soy tan decidida o valiente como se pudiera pensar. Tengo los sentimientos demasiado a la vista, soy demasiado transparente; también demasiado sensible, sobre todo cuando se trata de algo que de verdad me importa. Siempre he tratado de ser fuerte, pero parece que ya no puedo. Por una vez, me gustaría ser capaz de ocultar lo que siento, siempre sonreír y verme alegre, sin preocupaciones. 

domingo, 17 de febrero de 2013

Pensamientos confusos; un lindo amigo

Por muchas cosas que han pasado la semana anterior, desde el domingo pasado, me sentía un poco mal emocionalmente, confundida.
Es que encontrar a un chico que parece cumplir con todos los exigentes requisitos que pongo, fue algo extraño. Es alguien que tiene casi los mismos gustos que yo en música, en anime, en libros (y eso de que le guste leer es lo más raro y genial de todo, porque no conozco a mucha gente que le guste leer); y que además resultara ser amable, atento, caballeroso, y lindo/romántico y casi de la misma estatura que yo fue algo todavía mejor. Y aún así, no parecía suficiente. 
Llegué a pensar que había algo malo en mi, por no poder simplemente dejar entrar a ese chavo en mi vida; cuando él me dijo claramente que sus intenciones eran más del tipo romántico, y que le gustaría que le diera una oportunidad en algún momento más adelante, como que me bloqueé. Ni siquiera podía pensar en considerarlo, no lo considero como una posibilidad seria. Y por eso es que pensé que había algo mal en mi: encontrar a un chico así es bastante extraño, que quiera que seamos novios en un futuro es más extraño aún, pero que yo no lo quiera considerar para novio es lo desconcertante. Parece casi como miedo al compromiso, y también llegué a pensar que era eso, que solo quería salir con él unas cuantas veces, y ya. Y después seguir cada uno por su camino, hasta que llegara algún otro chico que quisiera salir conmigo, y repetir el proceso de salir unas cuantas veces, y así. De hecho,así ha sido todo el tiempo, desde que puedo recordar. Y entre más pensaba en eso, más miedo al compromiso me parecía. 
Mis amigas no eran de mucha ayuda, diciendo que él estaba bien, y debería darle una oportunidad, o si no, mandarlo muy lejos (no era precisamente esa la frase pero me abstengo de decir groserías, pero esa es la idea). Que era mejor que los chavos que comúnmente me gustan, que si es tan parecido a mi, es mucho mejor, y que encontré a mi alma gemela, que nos vamos a llevar muy bien, que solo necesito conocerlo más, y cosas así. Claro es fácil decirlo para ellas, que ya tienen novio, o que decidieron no tenerlo por un tiempo. 
Hace un año, conocí a otro chico, y todo fue muy rápido, pero entre más lo conocía, más defectos le encontraba, y eran defectos desagradables para mi (porque hay defectos que me parecen más como tiernos), y más me convencían de que no quería estar con él. Pero esa vez, me gustaba alguien más. Y me sentía mal por lo mismo, como si de alguna manera, estuviera engañando a ese chico con el que salía, estando con él y pensando en alguien más. Así que dejé de verlo. 
Esta vez, ese no era el problema, o eso creía. Según como yo lo creía desde hace unos meses, ya no me gusta nadie, por lo que no tenía la misma razón para sentirme mal. Fue algo bastante confuso, porque entre más pensaba que no quería estar con él, me imaginaba diciéndole y que lo dejaba de ver, y sentía como si estuviera perdiendo una oportunidad que no se volvería a repetir de la misma manera. Pero luego me imaginaba dándole una oportunidad, y se sentía de forma más repulsiva, como si la sola idea de estar tan cerca de él de esa manera fuera incorrecta. Pero no sabía bien porque. Es simplemente que no me gusta estar demasiado cerca, lo considero asfixiante. Y también eso me hacía sentir mal, como si de alguna manera estuviera siendo superficial, siendo que, hasta donde sé, no soy superficial. Hay algo que siento que está mal con ese chico, y no puedo definir que es. Como si algo faltara. 
Y así, toda confundida y mis pensamientos revueltos, llegué a ver a un amigo, a quien ya le había contado un poco de como estaba la situación. Y él fue simplemente tan lindo y comprensivo, que me hizo sentir un poco mejor. Claro, no totalmente, lo demás lo debo resolver sola. Pero me escuchó, aún con todas las cosas tan confusas y algo contradictorias que dije, me aconsejó para ayudarme a tomar una decisión, diciendo que cualquier decisión que yo tomara sería la correcta, si la tomo por mí misma, sin que me preocupe por lo que piensen los demás. Incluso me contó pequeñas historias parecidas a la mía, para ejemplificar todo lo que decía. Me dio ánimos. Y cuando por fin el tema se agotó, y dije todo lo que tenía que decir, quiso hacerme reír. Es genial tener un amigo así, lindo y comprensivo, que me escucha, con quien puedo hablar de cosas así, que ni yo entiendo, que con un simple abrazo me hace sentir mejor. 
Y en cuanto al otro chavo, decidí que si no me gusta, pues no me gusta, y por mucho que parezca perfecto para mi, no lo es realmente si no me gusta. Y todo eso de no querer pasar tiempo con él, de no querer estar tan cerca de esa forma y demás ya no me parece miedo al compromiso, sino una forma bastante clara de decir eso, que no me gusta. Y si él pudo de alguna manera fijarse en mi, y atreverse a hablarme y demás, estoy segura de que alguien más lo hará, no es el único; aunque tenga gustos raros, debe haber alguien más que tenga gustos raros, y que además, me guste también. 
Y me di cuenta también que el "pretexto" de hace un año sigue siendo válido esta vez. Todavía hay alguien que me gusta. Pero como ese alguien resulta ser además mi amigo, complica un poco la situación, pero no es tan malo. Porque es un lindo y genial amigo.

viernes, 15 de febrero de 2013

3-feb  "[...] -Necesitaba que te alejaras de mi, que me vieras igual que antes, para que pudiéramos ser amigos otra vez; pero eso no significa que te haya prohibido visitarme.
Ella levantó la mirada con los ojos anegados en lágrimas, incapaz de poder creer lo que acababa de escuchar.
-Puedes hablar conmigo de lo que quieras, cuando necesites hablar-siguió diciendo él. Su mirada era fija, no se apartaba de ella y, sobre todo, era sincera. [...]"

De tanto pensar y pensar en un pequeño problema familiar que sigue en mi mente, en la pequeña lista de preocupaciones, sin solución por el momento, apareció un sueño bastante raro pero bonito, un pequeño fragmento está escrito arriba. Parece que no tiene nada que ver, pero sí. Es porque me gustaría hablar con alguien sobre ese pequeño asunto, pero no puedo hacerlo sin dar al menos una pequeña explicación de "antecedentes" para que sea entendible; no puedo decirle a nadie de mi familia para no hacer el problema aún más grande de lo que es, y por la misma razón, no puedo pedir explicaciones a quien lo comenzó. Por haber entrado ya al tecno otra vez, no he visto a mis tías, ni a mis primos, entonces no sé que ha pasado con ese asunto, aunque parece que todo sigue igual. Aunque no me gusta esto, me siento como si estuviera huyendo del problema, a pesar de saber que no puedo enfrentarlo sin empeorarlo.
Dos grandes "deseos" se presentan resueltos en este sueño: poder hablar con un amigo muy especial, que me escuche y trate de entender, y con quien no creo tener ese tipo de amistad por ahora, aunque quisiera que así fuera, y el de poder encontrar una forma de enfrentar el pequeño problema familiar.

jueves, 10 de enero de 2013

Llegando a ti

Cada vez que hablaba con él, era un motivo de felicidad, algo tan increíble, maravilloso...cada palabra era escuchada con atención. Una sola frase podía darle el poder de cambiar las cosas, de ser mejor persona cada vez. Incluso aunque sus habilidades sociales eran escasas, fue gracias a él que empezó a convivir más con otras personas, hacer nuevas amistades, demostrar sus sentimientos... Sólo había un sentimiento que no sabía como demostrar, pues no estaba segura de que se trataba, ni cómo expresarlo, y ese sentimiento era el gran cariño que le tenía a él, después de que la ayudó tanto, e incluso desde el momento en que lo conoció, por esa sonrisa tan sincera, esa actitud tan segura, sus ojos tan brillantes, la forma en la que le habló... No importaba que tan malo hubiera sido su día, él siempre encontraba la forma de animarla, con los consejos que le daba, y de llegar a una solución por sí misma. Sin embargo, con toda la influencia que tenía en su vida, también era el único capaz de ponerla triste, de hacerla llorar, enojarse, preocuparse... por lo mucho que él le importaba. Cada acción de él tenía una consecuencia para ella; las consecuencias casi siempre eran positivas, pero no podía evitar cometer algún error, y traer consecuencias negativas. Tampoco podían evitar los malos entendidos, y eso hacía que su amistad se tambaleara, pero era tan fuerte, que nunca llegó a romperse. A pesar de todos los problemas, de todas las personas que se querían convertir en un obstáculo para ellos, a pesar de todos los malentendidos, seguían siendo amigos.  A él le gustaba la sonrisa de ella, su entusiasmo, su perseverancia, el esfuerzo que hacía día a día para ser mejor persona, para integrarse con sus compañeros, para ser una buena amiga, y ser una buena estudiante. Y, sobre todo, porque cada vez que ella lograba uno de sus propósitos, lo inspiraba a él para ser también una mejor persona. Y cada uno de ellos, siendo la persona más especial para el otro, inevitablemente, se hicieron novios, y continúan una dulce y tierna historia, que parece no tener final...