Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

lunes, 29 de diciembre de 2014

Dosis de positividad

Un hombre estaba pasando por problemas financieros; incluso las cosas en su familia, con su esposa, no iban del todo bien. Tan desesperado estaba, que llegó a pensar en el suicidio como una opción. Pero antes de tomar tan drástica decisión, fue a hablar con el pastor de su iglesia, a quien le explicó toda la situación, y su escaso deseo de seguir viviendo. Él no intentó detenerlo de una forma convencional, solo le dio una hoja de papel y un lápiz, y le pidió que escribiera todas las cosas buenas que había en su vida. Al principio, el hombre no pudo pensar en nada, por lo que el pastor le preguntó: estás vivo, ¿no es así? "Sí, lo estoy" "Entonces anótelo". ¿Tienes salud? ¿tienes hijos? Con preguntas así, le hizo ver todas las cosas que aún tenía, que eran muchas más que aquellas que le faltaban. Vida, salud, familia, amigos, sueños que aún deben cumplirse, posibilidad de cumplir esos sueños, esperanza de un futuro mejor... 
La historia, un poco más completa y mejor explicada, regresó a mí un día en que necesitaba algo de positividad. Un día en el que simplemente me sentía cansada de todo, sobrepasada de alguna forma por las circunstancias, porque a pesar de lo que hacía, no veía ningún progreso. Y aunque la parte de ¿tienes salud? la contestaría con un no, podría ser peor; quiero decir, por ahora estoy bien. Incluso si hay días en los que me siento decaída, o en los que me duelen las manos, o cualquier otra molestia, no es como si estuviera realmente mal. Y sobre todo, tengo el apoyo de mi familia, y de los pocos amigos que saben sobre mi enfermedad. Y de esos, el apoyo de mi familia es más grande, más importante, más fuerte e incondicional, sé que siempre va a estar ahí. Gracias a ellos es posible superarlo todo.

domingo, 19 de octubre de 2014

Mi última semana de verano

Para mi última semana, fueron mis papás y mi querido hermano conmigo a Puebla, y nos quedamos todos en el departamento (mi departamento en ese tiempo). El lunes llevé a Tony a la empresa, para que conociera a mis cuñadas. Angélica, Laura, Ana Lilia y Ely vieron su foto (porque yo se los presumí) y les gustó, y ya me decían cuñada, menos Ely, que decía que está bien guapo pero preferiría que fueran amigos. Pero cuando llegaron, no lo vieron y no se emocionaron tanto como creí que lo harían. Él estaba conmigo cuando llevé a Marcial y a David a explicarles del proyecto, y vio cuando conocí a Migue, y me dijo que fue muy obvio que me le quedé viendo un poco fijamente, y que parecía que me gustó. Aunque no exactamente, sólo me gustaron sus ojos, y el hecho de que iba de traje, bien formal. Ese mismo día, en la tarde, me dijo que le gusté, por decirlo de alguna manera, y que quería que saliéramos juntos aprovechando mi última semana en Puebla. Me quedé casi sin saber que decir, pero bueno, casi quedamos en eso, y seguimos platicando, pero no mucho, porque había trabajo que hacer con el proyecto y así. Mi hermano se iba a quedar a clases de capoeira, pero Ana Lilia nos invitó a ir a bluebar, a pasar el rato, con sus amigos. Se supone que nos iríamos a las tres, pero fui a ver a Karina con Migue por nuestro proyecto, y de regreso fue cuando hablamos de todo eso. Saliendo, mientras esperábamos a Ana, seguimos platicando, y hasta lo invité a ir con nosotros, pero estaba indeciso porque tenía cosas que hacer, y mejor le preguntó a Ana como llegar y dijo que llegaría más tarde; luego dijo que mejor iba con nosotros, y luego volvió a cambiar de opinión y dijo que llegaría más tarde; resultó que no fue ni llegó después. Fue interesante ir hasta bluebar, me pareció un poco lejos, pero es un bar así muy fresa, para sentarse a platicar y convivir con los amigos, porque ponen música para hacer ambiente, pero no hay pista de baile, o sea que no es un bar como para ir a ligar. Estuvimos platicando, más porque a Ana le gustó mi hermano, aunque él no se fijó mucho en ella, y está más pequeño de edad. Después llegaron los amigos de Ana, Mike, Lalo y Omar, que comieron muchas pizzas, bebieron mucha cerveza y así. Nos fuimos antes que ellos, porque está un poco lejos del departamento. Llegamos hasta la catedral del centro con Ana, y se despidió, porque nos estaban esperando mis papás. 

Al siguiente día ya no fue mi hermano, y todo siguió con normalidad. Éramos tantos en el mismo espacio de trabajo, que empezaron a hacer una lista de los que se tenían que ir al laboratorio de cómputo en el tec de Monterrey, pero no fuimos ese día, hasta el siguiente. Me quedé a clase de baile saliendo, ya de mis últimas clases, pero no fue el "compañerito". 

El miércoles fuimos al tec para conocer el laboratorio, e invité a Armando también. Íbamos Pedro, Armando, Florely, Luis, Marcial, David y yo. Florely es la chava que se suponía que sería mi reemplazo, pero la asignaron a base de datos, junto con Luis. Los dos son de la misma escuela, por lo que iban platicando entre ellos. El tec de Monterrey resultó estar un poco lejos, y está bonito, pero fue aburrido; nada más llegamos y ya nos queríamos ir, más que nada porque no había mucho que hacer. Lo que sí es que pude platicar más con Florely y Luis, porque les ayudé a instalar la VPN para revisar sus correos. Fue ese día también cuando Armando me llevó unos muéganos, un dulce de su pueblo, Tehuacán, porque se lo había pedido. Laura llegó después, casi a la hora de la comida, pero no había comida todavía, así que regresamos a la empresa, y comimos allá. Laura y yo nos quedamos a clase de baile, obviamente, pero "el compañerito" tampoco fue ese día. 
Para esos últimos días, se supone que iba a salir con Migue, como decidí decirle (me pareció que con que hubiera un Mike en la empresa era suficiente, y que Migue le quedaba mejor), pero entre una cosa y otra no nos pusimos de acuerdo bien, y yo no quería perderme las clases de baile por salir con él, así que eso nunca pasó. Incluso el jueves, casi habíamos podido ponernos de acuerdo, pero ese día fue mi hermano a clase de capoeira, y no podía entrar sin mi, así que me quedé en la empresa. Y ese jueves, por fin fue "el compañerito", así que pude verlo y bailar con él por última vez, cuando empezaba la segunda hora de la clase, y empezamos a bailar cumbia; pero ni Angélica ni yo le dijimos a nadie de la clase que esa era nuestra última clase, Saliendo fuimos a capoeira, a ver a mi hermano, y al profe, y por Pedro y Laura también, y nos pusimos a hablar de lo geniales que eran el compañerito y el profe de capoeira, y ella también dijo que mi hermano está guapísimo, y así cosas, nos reímos muy escandalosamente, pero nos callamos cuando ella dijo que tal vez ellos nos estuvieran escuchando. 
El viernes, el último día, Lady nos mandó correo para reunirnos todos, como despedida. Por contratiempos, la reunión tardó en comenzar, y todos ya nos queríamos ir, para poder ir a pueblear por última vez, e ir a Cholula.En la reunión, Eder nos puso videos de motivación, nos despedimos todos de él, y de Lady, nos dieron nuestras cartas de terminación y nos tomamos algunas fotos.

Josué, Pedro, yo, Carla, Eder, Angélica, Vianey, Armando, Marcos, Beidi 

Saliendo de la reunión, mi hermano estaba esperando para ir con nosotros a Cholula, y Laura se suponía que iría también, pero ya era tarde, y tenía que llegar a su casa, y su novio la estaba esperando... Pero antes de irse, se despidió de Pedro y de mi, con lágrimas en los ojos, pero sonriendo también. Nos abrazamos, y casi lloro, porque es a quien más voy a extrañar, de todos los amigos que conocí allá (a pesar de que le puedo mandar whatsapps, o mensajes por fb, no es lo mismo, y la extraño). Laura nos dio a cada uno una carta que vi que estaba escribiendo más temprano, pero no vi que decía, y nos dijo que la leyéramos en cuanto llegáramos a nuestras casas. Me gustaría ponerla aquí, porque es una lindísima carta, pero por eso mismo no la pondré. 
Ya terminando de despedirnos de Laura, Vianey, Josué, Beidi, Carla, Angélica, Pedro y los amigos de Ana nos fuimos a tomar la ruta que nos llevara a Cholula, pero no fueron ni Carla, ni Vianey, ni Pedro, porque ya era un poco tarde, y casi no fuimos mi hermano y yo, porque parecía que iba a llover, pero no llovió. 


En Cholula fuimos a ver las pirámides, ruinas, la iglesia (casi me desmayo con la subida tan difícil), tomamos muchas fotos de la bonita vista que hay desde allá, sobre todo mi hermano, tan vanidoso como siempre. Habíamos quedado con Vianey en verla en el centro de Puebla, pero de nuevo, ya era tarde, así que fuimos al centro de Cholula, solo a ver como es. Después, nos fuimos de regresa en la misma ruta, pero Angélica se separó. Mi hermano y yo nos quedamos con Beidi, Jonathan y Camilo, y llegamos a Paseo Bravo, y de ahí nos fuimos caminando al centro para encontrar a mis papás. 
Cenamos pizza con ellos, nos dormimos tarde, y ya teníamos todo el equipaje listo para regresar a casa.... Pero antes: el sábado nos fuimos los cuatro a pueblear al centro, después de desayunar un poco y tener el coche con nuestras maletas dentro, y el departamento desocupado y regresado las llaves a la dueña. Ese día me sentía triste, porque ya habían terminado las 7 semanas, y se notaba. Pero pensé en que ese era mi último día en Puebla, y no podía pasarlo triste, porque aún estaba ahí, y no sabía cuando podría regresar. Parece la misma razón para estar triste, y sí lo es, pero cambié la perspectiva, para aprovechar ese último día viendo y conociendo lo que apenas y pude ver y conocer, ya que solo iba a pueblear los lunes, en lugar de simplemente estar triste viendo sin ver. En el centro, volvimos a comer pizza, nos tomamos fotos, recorrimos tiendas en busca de unas botas para mi, porque mis pobres botas, que usé todo el verano, quedaron un poco mal después de 7 semanas. No hubo botas, así que recorrimos tiendas de ropa. Mi papá compró camotes para no sé cuántas personas. En algún momento del camino, vi a Marcial y a David, también puebleando. Después de la última nieve de Puebla que compré, regresamos al coche, para llegar a nuestra casa el sábado por la noche.
Y así es como terminan las crónicas de verano 2014. El mejor verano.

viernes, 29 de agosto de 2014

Consiguiendo reemplazos....

Aproximadamente a la mitad de la quinta semana, llegó una nueva compañera, que se llama Elizabeth, y todos le decíamos Ely, y que es de Oaxaca. Cuando ella llegó, yo no estaba, y cuando llegué, vi que me había ganado mi lugar, así que le gané su silla a alguien más. Tenía curiosidad de hablarle, pero me daba un poco de pena, sobre todo porque lo único que se me ocurría era preguntarle "¿tú quién eres?" y "¿qué haces en mi lugar?", pero no me parecía muy amable. Luego llegó Pedro, que había ido con Vianey a alguna parte, y se puso a platicar con ella de su proyecto, y explicarle como están las cosas en la empresa. Yo me uní a su conversación (me invité sola), lo que fue bueno, porque luego empezamos a platicar de otras cosas, y así fui conociendo a Ely. Los primeros días fueron más difíciles, porque cualquier duda que ella tenía me preguntaba a mi, o si no a Pedro, para ir a comer se unía a nosotros cuatro, o tres, los que estuviéramos, pero se tomaba su tiempo, así que no sabíamos si nos acompañaría o no; platicar con ella resultó ser difícil sin la ayuda de Pedro, porque ella tiene una personalidad muy curiosa, por no decir rara. Al poco tiempo me acostumbré, aunque seguía habiendo veces en las que me resultaba un poco desconcertante. Como la vez que fuimos nada más Armando, Pedro, Ely, Laura y yo a comer, y Ely terminó y se despidió y se fue, y a todos se nos hizo raro, pero la intenté defender diciendo que tal vez ella solo es tímida, y que los tímidos y serios nos reconocemos entre nosotros. Y fue ahí cuando Armando casi se ahoga por la risa, y Pedro y Laura también se rieron mucho, y no creyeron que yo soy tímida y seria, aunque si lo soy, al menos al principio cuando no conozco a nadie. Lo más extraño fue que Ely se adaptó más rápido que yo....
Por ese tiempo, ya llevaba mi ajedrez, aunque solo había podido jugar con Rigoberto una vez, y resultó que Ely también sabe jugar. Y uno de los nuevos amigos de Ely también sabe, y los dejé jugando a los dos después de perder terriblemente contra Ely. También le enseñé a Beidi a jugar ajedrez, y le gané, aunque al principio me estaba dejando ganar, él presumía que iba ganando, así que le tuve que ganar. Cuando Armando supo que le enseñé a Beidi, él también quiso aprender a jugar, y la penúltima o la última semana también le enseñé a él. También por ese tiempo llevé mis hilos de colores negro, el azul y el verde para hacer una pluma para Vianey, que le regaló a su novio, y le enseñé a Laura a hacerlas haciendo una con su nombre de color negro con letras azules, y ella para practicar hizo una para Pedro negra con letras verdes. Angélica también quiso aprender y le enseñé a ella también, y Jonathan vio como lo hacía, e hizo una para él sin que le tuviera que explicar cómo. La semana siguiente (cualquiera que haya sido, probablemente la penúltima) llevé todos los colores que tengo, para que hicieran las que quisieran. 
Después de que llegó Ely me di cuenta que tenía que empezar a ver quién sería mi reemplazo en el proyecto en el que trabajaba, porque tenía que prepararlo en dos semanas. Fui a ver a Eder muchas veces, y a Karina, y empezó la etapa del proyecto que llamó "el proyecto está detenido" o "regresó al principio, y tengo que hacer todo de nuevo". Había que cambiar el documento de requerimientos, agregarle unos cuantos detalles, y estar constantemente en reuniones con Karina o Eder para ver qué había que agregar... y del reemplazo, ninguna noticia. Intenté hablarle a la chava que supuestamente ya habían asignado al proyecto, pero nunca contestó. Incluso le mandé correo a dos chavos que solicitaban residencias ahí, como me dijo Karina, pero por una u otra razón, no se pudo que se quedaran ellos.
Estuve a punto de que me asignaran a Lady, que es una chava muy linda y amigable y sociable, pero no, ella se quedó trabajando en otra área. A la mitad de la sexta semana, un miércoles o jueves, me dijeron que otro chavo que apenas empezó su verano se quedaría con mi proyecto, así que lo llevé a mi área de trabajo para que conociera cómo estaban las cosas en ese momento. 
Después, le dije a Laura bien discretamente, que al menos me podrían haber mandado un reemplazo más simpático, ya que David no lo es tanto, y tiene un acento costeño por ser de Campeche, y había nuevos practicantes que se veían más simpáticos que él; de cualquier forma, eso no importó mucho, porque David resultó ser muy trabajador, y bromista, aunque no convivimos mucho.  
El viernes de esa sexta semana tuve cita en el Issste, así que regresé a mi casa desde el jueves en la tarde, por lo que no fui a clase de baile. Después Laura me dio la noticia de que la clase estuvo buenísima, porque la dio el compañerito, y casi no había tantos. 
El lunes de mi última semana me dijeron que habían asignado a otro chico de veranos a mi proyecto, y que le explicara cómo está el proyecto. Pasé por él a recepción, junto con David, para explicarles a los dos y que dijeran dudas los dos. Se llama Marcial, y también es de Campeche, y también tiene el mismo acento costeño que David, aunque me pareció más simpático. 
Cuando terminé de explicarles, se pusieron a hacer alguna otra cosa, y se me acercó un chavo alto, güero, de ojos bonitos que en ese momento me pareció guapo, para preguntar cosas de mi o mi proyecto o así. Se llama Miguel Ángel, es de México. Luego se fue, y regresó, y dijo que lo habían asignado a mi proyecto, pero también a otros, porque aunque también era de verano, decidió quedarse a hacer su residencia. Primero me sorprendí y le dije "como que ya somos muchos, ¿no?", pero después me pareció que esa observación mía podría haber sido un poco grosera, así que mejor le expliqué del proyecto, y cómo voy con la documentación, que es de lo que estaría encargado él. Y me dijo que le ayudara mucho a mis compañeros porque nunca habían programado aplicaciones web. Y todo el tiempo de la explicación y el tiempo que pasamos platicando lo veía muy directamente a los ojos, hasta le mandé un whats a Laura diciéndole que por fin me pusieron un reemplazo simpático, y que ya lo vería en cuanto llegara.

viernes, 15 de agosto de 2014

La transición hacia lo divertido

Sin darme cuenta de cómo o por qué, de repente ya éramos más a la hora de comer, cómo para por fin llenar una mesa del comedor. Angélica y Carla, después Laura, Beidi, a veces Ana Lilia o Vianey, y los primeros tres, Armando, Pedro y yo. Lo curioso es que, aunque hablábamos más entre nosotros, Laura y yo éramos las más serias. Angélica a veces trataba de sacar tema de conversación, pero no siempre duraba mucho, sólo de vez en cuando para platicar y reír un buen rato.

Fue en la tecera semana que empezamos a ir a las clases. Fui con Angélica, Pedro y Armando a capoeira el lunes, pero a la mitad de la clase ya estaba sofocada, el ejercicio de ese tipo no es para mi, con mi escasa condición, y mi problema de circulación hacía que me doliera mucho la cabeza. Cómo pude terminé la clase, sin poder pararme de manos ni nada de lo que hicieron, y no me quedé a la clase de cardio, porque no la hubiera aguantado. Esa no fue tan interesante; en capoeira, el profe es joven, moreno, delgado, y habla con un acento brasileño muy curioso y lindo, además de que es muy paciente con los que no podemos hacer los ejercicios. Al final de la clase algunos compañeros me sugirieron ejercicios para aumentar la altura de mis patadas, que fueron de pena, pero ese día decidí que ya no iría a esa clase, por el esfuerzo tan grande que tuve que hacer para no desmayarme o algo.

La clase de baile (salsa) fue mucho mejor. Cuando llegamos, resultó que Angélica ya conocía al profe. También iban con nosotras Pedro y Armando. Había más personas que no conocía, todos empleados, y que ya tenían tiempo yendo a clase. Nos formamos en dos filas, una de hombres y una de mujeres, para que todos tuviéramos pareja, y para que cuando el profe dijera "cambio" los hombres se recorrieran un lugar a su izquierda o su derecha, y así bailar todos con todos. Cuando me tocó bailar con Pedro, como que dudé un poco, más porque Pedro es ligeramente más bajo que yo. Y el profe dijo que no me diera pena, y me preguntó si trabajábamos juntos, y le dije que sí, por eso dijo que ya estaba cansada de verlo todo el día como para además bailar con él, pero que igual lo hiciera, o algo así. El profe es muy divertido, siempre encontraba algo que decir que nos hacía reír, y había quienes le seguían la corriente, lo que hacía la clase más divertida; también, en unas vueltas que practicaba con él, me mareé, y me preguntó si estaba borracha, y le dije que no, y que tal vez eso me faltaba...
 Aprendimos el paso básico, cómo dar vuelta a la izquierda y a la derecha, cross body, open break, y el básico 1. A las 6:00 el profe dijo que lo hicimos muy bien, y que ya empezaba la clase de avanzados, que si queríamos quedarnos a ver podíamos hacerlo, para ver hasta dónde podemos llegar de seguir practicando.  Cómo mis compañeros se irían en el camión de las 7:15 se quedaron, y yo me quedé con ellos también, para ver la clase. Armando y yo practicamos los pasos que habíamos aprendido, aunque él también está ligeramente más bajo que yo. Lo malo, es que esa fue la única clase de salsa a la que fueron Armando y Pedro, y que esa semana y parte de la siguiente, no teníamos acceso, y por eso era esperar a que alguien nos abriera la puerta para entrar y salir, cuando no iba Laura, porque ella si tenía acceso.
A la siguiente clase, fue parecido, pero ya nos pudimos quedar a la clase de avanzados, que si me resultó un poco complicada; por otra parte, todos los compañeros sabían bailar muy bien, así que sólo era seguirlos.
El profe de capoeira también iba a las clases de salsa, aunque la primera vez que fue no lo reconocí de inmediato, porque estaba vestido formalmente y usando lentes, y casi no habló, y lo que más recordaba era su acento medio brasileño. Fue bueno verlo, baila genial, aunque resultó que está ligeramente más bajo que yo, pero no tanto, y es muy atento y considerado, y guapo. Lo mejor fue ver a otro compañero, más alto que yo (lo que significa que está muy muy alto), delgado, de piel clara, cabello castaño, ojos café claro, una linda voz, unos brazotes (como mencionó el profe una vez que le pidió ayuda para mostrarnos a las mujeres un nuevo paso) y además muy amable y atento, y divertido, con una sonrisa tan linda. Para hablar de él, cómo no sabíamos su nombre, Laura y yo nos referíamos a él como "el compañerito". Incluso después de que yo, un día, viera discretamente su gafete, para saber su nombre. Después también involucré a Angélica en el "juego" de ver al "compañerito", y le dije que estaba apartado, por que es el único más alto que yo, y que ella se podía quedar con el profe de capoeira o con mi hermano (le enseñé una foto de él y lo vio guapo). Y esa era mi queja habitual con Laura al salir de clase: que todos nuestros compañeros están demasiado bajitos, y es incómodo para bailar con ellos, que ni siquiera el profe de baile, o el de capoeira estaban de mi estatura, aunque casi, y que los únicos dos más altos eran el "compañerito" y otro compañero que se llama Víctor, que se veía medio fresa, y es moreno, delgado, con barba, que también baila genial, pero se portaba medio payaso, o fresa pues. Casi todos los días llovía, y casi siempre al salir del trabajo para ir a clase, o al salir de clase. Un día de esos, Laura y yo tuvimos que pasar el estacionamiento corriendo, y aún así, se mojaron nuestros zapatos, y así estuvimos toda la clase, bailando con los zapatos mojados. Y todas las clases seguía teniendo dos pies izquierdos, pero iba mejorando aún así, lo suficiente para no marearme o no perder el paso.
Los primeros dos jueves que fui, no hubo ninguna clase de baile, hasta el tercero, que fue de bachata y cumbia, más interesantes que de salsa. En nuestra sexta semana, o poco antes, Angélica convenció a algunos otros compañeros de ir, y eso hacía las clases más divertidas, al verlos tan torpes, como nos debimos haber visto nosotros, y bailar con ellos también era algo curioso. Primero fue Mike, después él, Beto, Luis, Omar, el novio de Brenda. otro chico que se llevaba bien con Carla; todos más amigos de Carla y Angélica.

En nuestro lugar de trabajo, las cosas seguían tranquilas; Pedro llegaba muy temprano, yo llegaba después, Laura mucho después. Entre más tarde, más gente había, y a veces no alcanzaban las sillas para todos, por eso teníamos que llegar temprano. Jorge terminó su residencia el 8 de julio, y yo no fui el 7 porque tenía cita médica con el reumatólogo, y Jorge no fue el 8 nada más por no ir. Así que me quedé sin mi PL temporal, y pasé a ser mi propia PL. De todas formas, agregué a Jorge al fb, y cuando quería saber alguna cosa del proyecto, le preguntaba. Antes de que se fuera, estuvimos platicando de música, porque a él le gusta el metal y heavy metal, o géneros de ese tipo, y a mi me gustan también, pero mi favorito es el gótico. Así que me pasó su música, vi la música que tengo, pusimos música de ambos en cada laptop, y nadie dijo nada, aunque no hubiera muchos de esos gustos. Hablamos de anime también, y por eso supe que a otro compañero le gustaba también y sabe dibujar, se llama Lalo, pero era demasiado serio y no hablaba mucho con nadie. En cambio, sus amigos, eran muy habladores, y divertidos: Mike, Camilo, Omar, y sobre todo, Jonathan. Un día, algunos días después de que se fuera Jorge, Jonathan empezó a hacerle plática a Laura, pero no me metí; cuando pasó de nuevo, si me integré a la conversación, y lo mismo hicieron Camilo y Omar, creo, o tal vez fue Lalo, porque quien haya sido solo se dedicó a escuchar. Y también se integró Pedro después. Nos pusimos a platicar de nuestras escuelas, nuestras carreras, edad, donde vivimos y cosas así, básicas. Y resulta que son muy divertidos. También me empezó a hablar Beto, aunque me veía muy seria, y siempre dijo que soy seria; cuando se enteró, por mi fondo de pantalla, que me gusta el anime, hablamos de anime, también un poco de música pero casi no; como sea, no había mucho que decir ni siquiera de anime, porque no he ido a ninguna convención ni nada por el estilo, mas que nada porque, por donde vivo, no hacen esas cosas, y si las hacen, no son muy buenas.

En las comidas, salíamos los mismos tres de siempre, Armando, Pedro y yo, solo que ahora ya éramos cuatro, con Laura. Y además, quien se quisiera integrar, casi siempre Beidi, Carla, Angélica. Y la hora en el comedor ya no era solo para ir a comer y estar alejados un poco del trabajo, sino que ya era divertida, platicar con más fluidez, reír (y es que a veces decían cada cosa). Incluso una vez, comiendo cochinita, me comí por accidente (casi) un habanero, y me enchilé y me lagrimearon los ojos, y fue horrible, y todos se dieron cuenta, y cuando pasó el susto, fue un motivo más para reír (y Armando todavía me lo recuerda de vez en cuando); o la vez que dije que soy seria, y Armando casi se ahoga con su comida por la risa, y todos se rieron diciendo "que buen chiste", así que ya había superado, hacía tiempo, mi etapa de seria. O una vez, al día siguiente de una clase de capoeira y cardio, me estaban contando todo lo que hicieron y lo interesante que fue, y Laura dijo que hasta "sentía el poder" en sus brazos, y también se rieron de ella (incluyéndome), por lo que después Armando también se podía burlar de ella un poco diciendo "saca el power" o cosas así.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Al principio del verano

Después de una reunión tan motivadora, y de que llegaran todos los chicos de verano por la innovación, fuimos al comedor, acompañados de Brenda, otra practicante. Nos separamos en dos grupos para comer, porque en una mesa no cabíamos todos. Yo estuve con Carla (que también va en el tecno pero en industrial) y algunos otros. Después de comer, nos pudimos ir.
Yo fui con mis papás a seguir buscando cuarto. Casi al final del día, nos decidimos por un departamento de dos habitaciones, con comedor y un mueble para la cocina, que ya estaban ahí. Compramos colchonetas, parrilla eléctrica, mi papá dijo que iría con una señora que conocimos a pedirle un colchón para que yo durmiera en él, pero ese primer día sólo dormí en colchoneta. El agua estaba fría, la parrilla era muy lenta para calentar agua para el café, no tenía internet (pero si una colección de series y animes descargados en mi laptop). Después de una fría e incómoda noche, desperté temprano, porque mi hora de entrada era a las 8:30 am. Por segunda vez llegué a la hora que era, y nos pasaron a la cafetería a esperar.... y esperar....
Esta vez nos separamos hombres y mujeres. En el grupo de mujeres, la que más hablaba era Vianey, segundo lugar Carla. y compitiendo por el puesto de más serias, Angélica y yo. Hablamos sobre nuestros compañeros, los que también enviaron papeles para un verano (en mi caso, ninguno de mis amigos), los que se quedaron en alguna otra empresa, los novios (y soy la única de las cuatro que no tenía novio o esposo).
Después de unas dos o tres largas horas, nos llamaron de dos en dos para asignarnos proyectos.
Yo quise quedarme en programación, y no como líder de proyecto. Me asignaron un proyecto de Java, con un chico que se llama Jorge y que estaba ya cerca de terminar su período de residencia. Me explicó de que trata el proyecto, lo que él había hecho hasta ese momento, y que no tenía PL (Project Leader). 

A cada uno nos asignaron un proyecto, excepto a Vianey, que como PL tenía tres. A Pedro y a mi nos dieron un proyecto de Jorge, diferente, pero así era como trabajar juntos. Ese primer día de trabajo se me ocurrió no llevar mi laptop, casi nadie la llevaba, así que después de la explicación no hice mucho, ni Pedro, sólo platicar con Jorge o entre nosotros, aunque él lo hacía más.
Al día siguiente, miércoles, si llevé mi laptop, y Jorge me pasó el proyecto y la documentación que tenía sobre ese proyecto, y me explicó más cosas. Todo ese día y el resto de la semana estuve peleando con mi laptop por instalar tomcat. Uno de los muchos chicos que hacen sus prácticas ahí mismo donde nos asignaron a Pedro y a mi, se me acercó muy amablemente para preguntar si todo iba bien, y de manera regular para preguntar cómo iba con la programación. Se llama David, y me pasó la clase de ActiveDirectory y me explicó como funciona, igual que la clase Conexión, para hacer la conexión con la base de datos en SqlServer, unos vídeos que él hizo sobre el MVC, lo mismo a Pedro, y en general fue muy amable. Jorge casi siempre llegaba tarde, si es que iba, así que David me ayudó mucho; también con tomcat, que no quedaba, me pasó las versiones que él tenía, y por fin el viernes quedó.

Esa primera semana fue la más aburrida y la que pasó más lento, porque no conocía a nadie, para comer iba al comedor con Pedro, y él le mandaba mensaje a Armando y comíamos los tres juntos, pero bien serios y callados los tres, el silencio entre nosotros era mucho, de vez en cuando hacíamos preguntas de los otros, o comentarios de dónde estábamos, en qué proyecto, de la gente que veíamos (cómo cuando tres hombres se sentaron en la misma mesa que nosotros hablando algún idioma que yo estaba segura que era alemán y Armando decía que era francés). 
A la segunda semana fue un poco más de lo mismo, excepto por los partidos del mundial, que fuimos a ver al auditorio proyectados en la pared, rodeados de mucha gente y comiendo botana. El primero me aburrió mucho, pero los que hubo después fueron bastante interesantes.
Poco a poco me fui integrando un poco más con mis compañeros, demasiado lentamente, empezando por Jorge, y Angélica y Carla, ya que estábamos por el mismo motivo (verano). Al final de la semana, Angélica, Vianey, Pedro, Beidi y yo estábamos platicando en lugar de trabajar, en cuanto llegamos, y Angélica nos platicó de que hay clases de baile, y de Capoiera (al que no sabía pronunciar o no recordaba el nombre, y decía pokeira), y de Kick Boxing (que cómo no estaba el maestro se reemplazó con cardio), y nos mandó los horarios y la ficha de inscripción. Platicamos sobre muchas otras cosas, pero lo importante eran las clases, como para desaburrirnos un rato, y eran de 5:15 a 7:00pm, y nuestra hora de salida era a las 5:30pm, pero bueno, por salir 15 minutos antes no pasaba nada. 
En cuanto a la programación, avanzaba muy lento para mi gusto, además de que las consultas en el jsp las hacía con código en java entre "<%" y "%>", en lugar de hacerlo en servlets o cualquier otro método. También cuando tenía alguna duda le preguntaba a Villegas por fb, aunque era un poco difícil de explicar lo que quiero hacer sin decir para qué es. Lo que nos dijeron en un evento interno, de Security Day, que fue con juegos pero para aprender sobre seguridad, y nos dieron a todos un vaso de la empresa, y a los ganadores una usb de la empresa, sirvió para cuidar más eso de la seguridad en mis conversaciones de fb (no recuerdo la fecha exacta de ese evento, creo un 26 de junio, porque según yo fue un jueves, pero no estoy segura). Después, en esa semana o la siguiente, le empecé a hablar más a los amigos de Jorge, un poco. También con otro chico que se llama Rigoberto, y que tiene una afición muy grande por el ajedrez, y jugamos en su celular y me ganó, y prometí llevar mi ajedrez de madera para jugar, pero hasta el lunes (que ese día era martes), porque estaba en mi casa. Y lo más importante, me empezó a hablar una chava más pequeña de edad (unos 20 años), practicante, programadora, sin PL, que se llama Ana Laura. Al principio hablarle fue difícil, porque como que me daba pena, y ella no ayudaba mucho, las dos éramos un poco serias entre nosotras. Luego le empezó a hablar también a Pedro, y de alguna manera, él ayudó a que habláramos un poco más. Fuimos juntas a los partidos (excepto al primero), al Security Day, y le dije de las clases el mismo día que nos dijo Angélica, porque Lau llegó más tarde.
Y ahora, algunas muchas semanas después, la considero la amiga más linda que pude haber tenido, para nada seria, y la que hizo que los días pasaran más rápido y todo fuera divertido, aunque llegara tarde o se fuera temprano o a veces faltara. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Plática motivacional. Primer día del verano

Era un lunes 16 de junio, casi las 12:00 pm. Estaba nerviosa y emocionada, no sé cuál de los dos más. Entré, para ver a mis nuevos compañeros esperando en la recepción. La mayoría compañeras.
Hablamos un poco, aunque a esas alturas de mi nerviosismo me pareció que me estaban entrevistando en lugar de tener una amigable plática. Al poco tiempo nos llevaron a la sala de juntas.
Nuestro contacto con la empresa, Eder, se presentó y nos dijo que hiciéramos lo mismo, mencionando en qué área de nuestra carrera nos gustaría trabajar. Cuando terminamos, Eder empezó el discurso motivacional que, si bien no recuerdo palabra por palabra, si recuerdo su intención:

Están aquí, y queda saber si tomarán el reto, aquí van a trabajar, a aprender cosas nuevas, de la larga cadena de gente que conocerán les puedo presentar a uno o a dos, pero ustedes tendrán que buscar a la persona con quién necesiten hablar para sacar adelante su proyecto, porque aquí nadie les dirá que hacer, ustedes saben lo que tienen que hacer... sí, es un reto muy grande, pero ya están aquí, ya buscaron cómo llegar hasta acá, dónde se van a quedar, hicieron todo el trámite que les piden para venir.... y si ya están aquí les sugiero que aprovechen la oportunidad, que no tengan miedo, y tomen el reto, que será provechoso para su futuro...

Un poco más de eso, animándonos a quedarnos, pero, al mismo tiempo, advirtiéndonos de que no será fácil. Nos preguntó a cada uno de nosotros si nos quedábamos o no. Todos dijimos que sí, quizá algunos con más entusiasmo que otros, o algunos entusiasmados pero, al mismo tiempo, con el nerviosismo reflejado en la cara. A mí casi me convence de levantarme e irme. Pero esa no era la intención... yo no me considero una persona muy sociable, y al principio, cuando no conozco a nadie, o estoy en un lugar nuevo, me muestro tímida y seria, y me cuesta un poco agarrar confianza para hablar con las otras personas... sólo por eso lo dudé; pero, por otra parte, Eder tenía razón, en que nos costó mucho llegar ahí, por los trámites, el viaje y gastos de viaje, y si ya estábamos ahí, no había más que arriesgarse y quedarse, y hacer el proyecto que nos toque lo mejor posible, porque todo es experiencia para nosotros, para nuestro crecimiento...
Así que, nerviosa y todo, me quedé. Y no me arrepiento de haberlo hecho...

Verano... Pensamientos escritos a la mitad de mi estancia

15 de julio 2014.
Todavía no creo que estoy aquí, tan lejos de mi casa, adquiriendo nuevas experiencias, conociendo personas, trabajando, aprendiendo a bailar, y todo lo demás...
Tal vez deba empezar desde el principio...
Todo comenzó con una convocatoria que vi en fb, que ignoré por más de un mes, hasta que me empezó a interesar. Me inscribí casi en el tiempo límite; y aquí estoy.
Por cuestión de salud, y todas las complicaciones relacionadas con mi enfermedad que tuve casi todo mayo y junio, pensé que no podría venir a hacer esta estancia de verano... Desde que estoy enferma, siento que mi enfermedad me ha quitado mucho, como que tuve que faltar las primeras dos semanas de clases en 7° semestre, y cuando regresé estaba perdida, casi, y no sabía que hacían o qué habían hecho... todas las veces que falté en ese 7° y también en 8° semestre, por todas las citas médicas, para análisis, o con el reumatólogo, la oftalmóloga, médico internista... el día del convivio,del último convivio con mis amigos, llegué tarde, de noche, por que tuve que ir con el neurocirujano de urgencia... Y así varias cosas...
Y tengo dos citas programadas para el mes de julio, y por eso mi familia no creía conveniente que viniera, porque no debo perder mis citas... Y, aún así, aquí estoy, y es por eso que todavía no me lo creo.
Es genial estar aquí. No se siente de una forma demasiado extraña, el estar trabajando entre semana, y regresar a mi casa los fines de semana; de alguna forma, es algo normal, casi como si siempre lo hubiera hecho así. Aunque se podría decir que era al revés, porque con mis amigos pasaba el tiempo mientras estuvieran aquí, porque los fines de semana regresaban a sus casas. Así que el fin de semana siempre ha sido familiar para mi, por lo que supongo que no es tan raro, si lo veo de esa manera.

domingo, 29 de junio de 2014

Cuestión de actitud

Acostumbrada a películas y libros más infantiles que realistas, donde el/la protagonista tiene que superar varios obstáculos, se equivoca muchas veces pero al final aprende cosas que le ayudan a salir de sus problemas, que muchas veces son los que él/ella misma han creado, y se da cuenta que aquello que siempre quiso es lo que siempre tuvo y por sus errores estuvo a punto de perder, y le da un nuevo valor a las cosas que tiene, sabiendo lo importantes que son en realidad, y sale de la experiencia más fuerte, más sabio/a, más valiente... pensaba que el mundo podría ser algo así, que sin importar las pruebas que se presenten en mi camino podría salir adelante, que las cosas suceden si quiero que sucedan y trabajo para que sucedan...
Desafortunadamente, la realidad me mostró algo muy distinto... la vida no es una historia con final feliz, los buenos no obtienen lo que quieren, y los malos no reciben su justo castigo; sobre todo por el hecho de que los buenos y los malos no están tan bien definidos como en esas historias...
Cuando alguien hace algo malo o algo bueno, no siempre define su forma de ser...hay todo un trasfondo de su historia que no conocemos y, por lo tanto, no podemos saber su motivación para hacer lo que hacen, o por qué son como son; nadie es totalmente bueno o totalmente malo, y eso dificulta un poco realizar juicios sobre una persona... 
Además, la vida no siempre es "justa". No se le puede llamar de esa manera. Cuando ocurre algo malo, le puede pasar a cualquier persona, sin importar que sea una "buena" persona. Cualquier cosa puede pasarle a cualquier persona en cualquier momento.
Y así es como se transformó mi forma de pensar: de una romántica, idealista y soñadora, a alguien que empieza a ver la realidad, para descubrir que no es cómo lo pensaba, teniendo que endurecer su corazón para no que no se rompa en la caída de la imaginación a la realidad... impidiendo también ver las cosas buenas de dicha realidad...
Pero no todo está perdido: aún queda la esperanza de que, con ayuda de Dios, todo mejorará. Las oportunidades no se han acabado... si acaso, disminuyeron un poco, pero no demasiado... todavía quedan muchas más, y otras diferentes...  sobre todo, está la oportunidad de aprender a disfrutar de la vida, y de las situaciones, de las personas y todas las cosas que pasan, de aprender a vivir plenamente, sin preocuparme demasiado por mi condición de salud, sino tomándola como una oportunidad para vivir día a día... de quitar mi semblante de preocupación, de secar las lágrimas y cambiarlos por una sonrisa... de realizar nuevas actividades, de adquirir nuevos y mejores hábitos, de empezar nuevos proyectos... Todo es cuestión de actitud. De nada serviría lamentarme cuando puedo usar ese tiempo para hacer todas esas cosas... Y que no sea tanto por mi familia, que mostrarme fuerte frente a ellos para no preocuparlos no es una solución; la solución es realmente ser fuerte, y salir adelante.

domingo, 13 de abril de 2014

En resumen: gracias por tu amistad

Es una historia complicada, sin un inicio claro, y sin final todavía, o quizá con un final menos claro aún.
Todo parecía tan normal al principio, pero algo cambió de repente, y todo se fue abajo desde ahí. Una historia con tanta emoción, diversión, tristeza y tanto drama, que nunca la pude haber imaginado, ni en mis más locas historias llegué a escribir algo como eso. 
Pero llegó a un punto más extraño aún, en el que todos los problemas por los que pasamos parecen haberse difuminado, a pesar de que uno de ellos extienda su sombra de vez en cuando sobre nosotros; donde cada uno tiene sus propios problemas y preocupaciones, y los intenta resolver a su manera. Y en un extraño cruce de caminos, las preocupaciones se comparten con toda libertad, permitiendo mostrar un lado vulnerable de nosotros, que quizá no mostremos a nadie más, o no muy a menudo.
Es lindo saber que cuento con un buen amigo, con quien puedo hablar, y bromear, y reír, y sobre todo, que está ahí para apoyarme cuando lo necesito, que sabe decir las cosas adecuadas para levantarme el ánimo, incluso en los días en los que mi ánimo decae, y todo se ve peor de lo que realmente es, que resulta ser un hombro sobre el cual llorar, para dar un escape a esas emociones negativas que no permito que mi familia vea, para no preocuparlos más. Aunque no estoy del todo segura si esa actitud mía sea la correcta, sí sé que ellos son fuertes porque yo lo soy, así que tengo que seguir siéndolo.
No siempre digo todo lo que quiero decir cuando hablo, pero cuando escribo es diferente hasta cierto punto; y es que no sé si he llegado a agradecerle de la manera correcta todo su apoyo, sus palabras de aliento, sus mensajes de superación...
He tenido, y tengo amigos, que cuando les hablo acerca de una idea nueva, o algo que quiero hacer, y que me gustaría que hicieran ellos también porque es una gran oportunidad, lo que hacen es desanimarme con sus palabras de inseguridad: no estar listos, no estar lo suficientemente preparados, no ser lo suficientemente inteligentes, o hábiles, o no querer preocuparse por cosas que no les corresponden, no atreverse a intentarlo por miedo... No digo que todo sea malo, también tienen muchas otras cualidades, pero que están fuera de eso; la mayoría son personas muy religiosas, y eso está bien, resulta que a veces me hacen falta ese tipo de "mensajes". Pero por sí solos no son suficientes.
En cambio, tener a alguien con quien compartir metas y sueños, incluso aunque sean distintos para cada uno, es algo que motiva mucho, que me hace querer avanzar sin importar los obstáculos, porque me recuerda en el momento adecuado que con ayuda de Dios y mi familia podré superarlos, por muy difíciles que puedan ser.
Es claro que no se trata de una persona perfecta y sin defectos, pues como todas las personas, tiene tanto defectos como virtudes, y algunos de esos defectos me molestan de vez en cuando; sin embargo, al pasar por tantas situaciones, sé que es un buen amigo, al que he llegado a apreciar y querer con el tiempo, pese a todas las tonterías que hemos hecho los dos. 

lunes, 10 de marzo de 2014

Preludio

Y ahora, después de tanto tiempo, los recuerdos se desvanecen como hielo al sol, sólo queda la dulce sensación que dejó el recuerdo, mientras las imágenes se desdibujan. Una nueva historia comienza, apenas en los primeros capítulos, donde se presentan las circunstancias en las que se desarrollará; en la que se van introduciendo los personajes, y en la que parece no pasar nada, y sin embargo, es sólo el preludio de la verdadera trama, que se va preparando, tejiendo lentamente para formar el nudo de la historia, y para que las cosas se empiecen a poner interesantes...

sábado, 8 de marzo de 2014

Las etapas del primer beso

Comienza siempre con la cercanía, un abrazo, estar tomados de la mano, o simplemente frente a frente, viéndose a los ojos, sin que exista nada más en el mundo, y desaparezca todo lo que hay alrededor.
Las miradas se comunican, no hay necesidad de decir una sola palabra, pues las miradas hablan, gritan, dicen todo lo que la boca calla; parecen pedir permiso al otro para avanzar, y responder de la misma manera; y si es que hay palabras, son dichas en susurros, al oído, o casi, como un secreto, incluso con la voz adoptando otro tono, un tono más acorde con las circunstancias, para decir cualquier cosa que se quiera decir. Pero lo más importante son las miradas, aquellas que transmiten todos los sentimientos que alberga el corazón... aquellas que transmiten el amor, o la alegría, o incluso la tristeza y el dolor. 
Entonces se acercan más, se permiten más contactos. Empieza ese momento mágico, en el que se es sensible a todas las sensaciones que causa la cercanía de la otra persona, en el que parece que el aire se electrifica, y se nota hasta el más mínimo contacto. Aquel momento en que la respiración se acelera, se detiene o se vuelve irregular. En el que se hacen tentativas de acercamiento, anticipando la acción, y todo parece al mismo tiempo real e irreal. Hasta que las tentativas dejan de ser tentativas, y los labios se tocan, y se busca la manera de seguir, procurando amoldarse a algo tan nuevo, diferente, que casi parece irreal. Y es por eso que dura tan poco, y que parece tan torpe, y es casi como si no se pudieran creer lo que acaba de pasar... Pero al verse a los ojos nuevamente, y darse cuenta de que todo eso es real, de que pueden seguir adelante, es entonces cuando empieza el beso real, disfrutando de la sensación, buscando complementarla con toques, abrazos, caricias... buscando recorrer cada centímetro de los labios del otro y, al mismo tiempo, dejando que todo ocurra naturalmente... El segundo beso es siempre mejor, porque la timidez se va, ya hay cierta práctica, y confianza, o cualquier cosa que haya. Pero siempre termina; puede conducir a un tercero, o un cuarto beso, o cualquier cantidad, o a cualquier otra cosa más allá de eso...
Puede iniciar una hermosa relación, puede terminar con una, o puede simplemente romperte el corazón...

domingo, 23 de febrero de 2014

No me pidas que lo olvide...

No me pidas que lo olvide, porque no podría; no me pidas que te perdone, pues, en cuanto lo has dicho, sólo quiero odiarte más. ¿Por qué pedir perdón por una acción tan bonita, que hasta entonces sólo me había atrevido a imaginar? Definitivamente no lo entendía, ¿acaso tienes algo que lamentar?
Ahora entiendo, por qué pedir perdón, por alentar una mentira, por avivar una ilusión; porque después de todo fue falsa, la ilusión, la acción y tus palabras, y es por eso que me pides perdón. Sin pensar siquiera, te dije que sí, que perdonaba tu cruel acción, sin comprender aún que tan cruel era en realidad; que te perdonaba porque somos amigos, y porque te quiero, y eso era lo más natural.
No conforme con eso, desbarataste la ilusión con tus palabras, y con tus palabras pretendes borrar tu acción. Pero yo no soy como tú, y lo que dije ese día lo mantengo aún. Sí, te perdono, pero no olvido lo que pasó en esos dos días, tan diferentes uno del otro, y tan lejanos en el tiempo como en lo que ocurrió.
Uno empezó de manera algo triste, nostálgica, para convertirse en un buen recuerdo, que con el tiempo se ha ido desdibujando, pero que provoca aún la misma sensación; el otro empezó con confusión, que se convirtió en tristeza, y en un quebranto, y una inevitable separación, que aunque continúo con risas que borraron las huellas del llanto, no borran lo que pasó. Y aquí y ahora, sólo queda el ruido sordo que dejó el enojo y la confusión, una amistad que ha sobrevivido a mucho, si es que acaso sobrevivió, y un sentimiento que se niega a morir, aunque se encuentre minimizado por el orgullo y el dolor.