Diario de una vida

Diario de una vida
Lo que he aprendido hasta el día de hoy...

viernes, 29 de agosto de 2014

Consiguiendo reemplazos....

Aproximadamente a la mitad de la quinta semana, llegó una nueva compañera, que se llama Elizabeth, y todos le decíamos Ely, y que es de Oaxaca. Cuando ella llegó, yo no estaba, y cuando llegué, vi que me había ganado mi lugar, así que le gané su silla a alguien más. Tenía curiosidad de hablarle, pero me daba un poco de pena, sobre todo porque lo único que se me ocurría era preguntarle "¿tú quién eres?" y "¿qué haces en mi lugar?", pero no me parecía muy amable. Luego llegó Pedro, que había ido con Vianey a alguna parte, y se puso a platicar con ella de su proyecto, y explicarle como están las cosas en la empresa. Yo me uní a su conversación (me invité sola), lo que fue bueno, porque luego empezamos a platicar de otras cosas, y así fui conociendo a Ely. Los primeros días fueron más difíciles, porque cualquier duda que ella tenía me preguntaba a mi, o si no a Pedro, para ir a comer se unía a nosotros cuatro, o tres, los que estuviéramos, pero se tomaba su tiempo, así que no sabíamos si nos acompañaría o no; platicar con ella resultó ser difícil sin la ayuda de Pedro, porque ella tiene una personalidad muy curiosa, por no decir rara. Al poco tiempo me acostumbré, aunque seguía habiendo veces en las que me resultaba un poco desconcertante. Como la vez que fuimos nada más Armando, Pedro, Ely, Laura y yo a comer, y Ely terminó y se despidió y se fue, y a todos se nos hizo raro, pero la intenté defender diciendo que tal vez ella solo es tímida, y que los tímidos y serios nos reconocemos entre nosotros. Y fue ahí cuando Armando casi se ahoga por la risa, y Pedro y Laura también se rieron mucho, y no creyeron que yo soy tímida y seria, aunque si lo soy, al menos al principio cuando no conozco a nadie. Lo más extraño fue que Ely se adaptó más rápido que yo....
Por ese tiempo, ya llevaba mi ajedrez, aunque solo había podido jugar con Rigoberto una vez, y resultó que Ely también sabe jugar. Y uno de los nuevos amigos de Ely también sabe, y los dejé jugando a los dos después de perder terriblemente contra Ely. También le enseñé a Beidi a jugar ajedrez, y le gané, aunque al principio me estaba dejando ganar, él presumía que iba ganando, así que le tuve que ganar. Cuando Armando supo que le enseñé a Beidi, él también quiso aprender a jugar, y la penúltima o la última semana también le enseñé a él. También por ese tiempo llevé mis hilos de colores negro, el azul y el verde para hacer una pluma para Vianey, que le regaló a su novio, y le enseñé a Laura a hacerlas haciendo una con su nombre de color negro con letras azules, y ella para practicar hizo una para Pedro negra con letras verdes. Angélica también quiso aprender y le enseñé a ella también, y Jonathan vio como lo hacía, e hizo una para él sin que le tuviera que explicar cómo. La semana siguiente (cualquiera que haya sido, probablemente la penúltima) llevé todos los colores que tengo, para que hicieran las que quisieran. 
Después de que llegó Ely me di cuenta que tenía que empezar a ver quién sería mi reemplazo en el proyecto en el que trabajaba, porque tenía que prepararlo en dos semanas. Fui a ver a Eder muchas veces, y a Karina, y empezó la etapa del proyecto que llamó "el proyecto está detenido" o "regresó al principio, y tengo que hacer todo de nuevo". Había que cambiar el documento de requerimientos, agregarle unos cuantos detalles, y estar constantemente en reuniones con Karina o Eder para ver qué había que agregar... y del reemplazo, ninguna noticia. Intenté hablarle a la chava que supuestamente ya habían asignado al proyecto, pero nunca contestó. Incluso le mandé correo a dos chavos que solicitaban residencias ahí, como me dijo Karina, pero por una u otra razón, no se pudo que se quedaran ellos.
Estuve a punto de que me asignaran a Lady, que es una chava muy linda y amigable y sociable, pero no, ella se quedó trabajando en otra área. A la mitad de la sexta semana, un miércoles o jueves, me dijeron que otro chavo que apenas empezó su verano se quedaría con mi proyecto, así que lo llevé a mi área de trabajo para que conociera cómo estaban las cosas en ese momento. 
Después, le dije a Laura bien discretamente, que al menos me podrían haber mandado un reemplazo más simpático, ya que David no lo es tanto, y tiene un acento costeño por ser de Campeche, y había nuevos practicantes que se veían más simpáticos que él; de cualquier forma, eso no importó mucho, porque David resultó ser muy trabajador, y bromista, aunque no convivimos mucho.  
El viernes de esa sexta semana tuve cita en el Issste, así que regresé a mi casa desde el jueves en la tarde, por lo que no fui a clase de baile. Después Laura me dio la noticia de que la clase estuvo buenísima, porque la dio el compañerito, y casi no había tantos. 
El lunes de mi última semana me dijeron que habían asignado a otro chico de veranos a mi proyecto, y que le explicara cómo está el proyecto. Pasé por él a recepción, junto con David, para explicarles a los dos y que dijeran dudas los dos. Se llama Marcial, y también es de Campeche, y también tiene el mismo acento costeño que David, aunque me pareció más simpático. 
Cuando terminé de explicarles, se pusieron a hacer alguna otra cosa, y se me acercó un chavo alto, güero, de ojos bonitos que en ese momento me pareció guapo, para preguntar cosas de mi o mi proyecto o así. Se llama Miguel Ángel, es de México. Luego se fue, y regresó, y dijo que lo habían asignado a mi proyecto, pero también a otros, porque aunque también era de verano, decidió quedarse a hacer su residencia. Primero me sorprendí y le dije "como que ya somos muchos, ¿no?", pero después me pareció que esa observación mía podría haber sido un poco grosera, así que mejor le expliqué del proyecto, y cómo voy con la documentación, que es de lo que estaría encargado él. Y me dijo que le ayudara mucho a mis compañeros porque nunca habían programado aplicaciones web. Y todo el tiempo de la explicación y el tiempo que pasamos platicando lo veía muy directamente a los ojos, hasta le mandé un whats a Laura diciéndole que por fin me pusieron un reemplazo simpático, y que ya lo vería en cuanto llegara.

viernes, 15 de agosto de 2014

La transición hacia lo divertido

Sin darme cuenta de cómo o por qué, de repente ya éramos más a la hora de comer, cómo para por fin llenar una mesa del comedor. Angélica y Carla, después Laura, Beidi, a veces Ana Lilia o Vianey, y los primeros tres, Armando, Pedro y yo. Lo curioso es que, aunque hablábamos más entre nosotros, Laura y yo éramos las más serias. Angélica a veces trataba de sacar tema de conversación, pero no siempre duraba mucho, sólo de vez en cuando para platicar y reír un buen rato.

Fue en la tecera semana que empezamos a ir a las clases. Fui con Angélica, Pedro y Armando a capoeira el lunes, pero a la mitad de la clase ya estaba sofocada, el ejercicio de ese tipo no es para mi, con mi escasa condición, y mi problema de circulación hacía que me doliera mucho la cabeza. Cómo pude terminé la clase, sin poder pararme de manos ni nada de lo que hicieron, y no me quedé a la clase de cardio, porque no la hubiera aguantado. Esa no fue tan interesante; en capoeira, el profe es joven, moreno, delgado, y habla con un acento brasileño muy curioso y lindo, además de que es muy paciente con los que no podemos hacer los ejercicios. Al final de la clase algunos compañeros me sugirieron ejercicios para aumentar la altura de mis patadas, que fueron de pena, pero ese día decidí que ya no iría a esa clase, por el esfuerzo tan grande que tuve que hacer para no desmayarme o algo.

La clase de baile (salsa) fue mucho mejor. Cuando llegamos, resultó que Angélica ya conocía al profe. También iban con nosotras Pedro y Armando. Había más personas que no conocía, todos empleados, y que ya tenían tiempo yendo a clase. Nos formamos en dos filas, una de hombres y una de mujeres, para que todos tuviéramos pareja, y para que cuando el profe dijera "cambio" los hombres se recorrieran un lugar a su izquierda o su derecha, y así bailar todos con todos. Cuando me tocó bailar con Pedro, como que dudé un poco, más porque Pedro es ligeramente más bajo que yo. Y el profe dijo que no me diera pena, y me preguntó si trabajábamos juntos, y le dije que sí, por eso dijo que ya estaba cansada de verlo todo el día como para además bailar con él, pero que igual lo hiciera, o algo así. El profe es muy divertido, siempre encontraba algo que decir que nos hacía reír, y había quienes le seguían la corriente, lo que hacía la clase más divertida; también, en unas vueltas que practicaba con él, me mareé, y me preguntó si estaba borracha, y le dije que no, y que tal vez eso me faltaba...
 Aprendimos el paso básico, cómo dar vuelta a la izquierda y a la derecha, cross body, open break, y el básico 1. A las 6:00 el profe dijo que lo hicimos muy bien, y que ya empezaba la clase de avanzados, que si queríamos quedarnos a ver podíamos hacerlo, para ver hasta dónde podemos llegar de seguir practicando.  Cómo mis compañeros se irían en el camión de las 7:15 se quedaron, y yo me quedé con ellos también, para ver la clase. Armando y yo practicamos los pasos que habíamos aprendido, aunque él también está ligeramente más bajo que yo. Lo malo, es que esa fue la única clase de salsa a la que fueron Armando y Pedro, y que esa semana y parte de la siguiente, no teníamos acceso, y por eso era esperar a que alguien nos abriera la puerta para entrar y salir, cuando no iba Laura, porque ella si tenía acceso.
A la siguiente clase, fue parecido, pero ya nos pudimos quedar a la clase de avanzados, que si me resultó un poco complicada; por otra parte, todos los compañeros sabían bailar muy bien, así que sólo era seguirlos.
El profe de capoeira también iba a las clases de salsa, aunque la primera vez que fue no lo reconocí de inmediato, porque estaba vestido formalmente y usando lentes, y casi no habló, y lo que más recordaba era su acento medio brasileño. Fue bueno verlo, baila genial, aunque resultó que está ligeramente más bajo que yo, pero no tanto, y es muy atento y considerado, y guapo. Lo mejor fue ver a otro compañero, más alto que yo (lo que significa que está muy muy alto), delgado, de piel clara, cabello castaño, ojos café claro, una linda voz, unos brazotes (como mencionó el profe una vez que le pidió ayuda para mostrarnos a las mujeres un nuevo paso) y además muy amable y atento, y divertido, con una sonrisa tan linda. Para hablar de él, cómo no sabíamos su nombre, Laura y yo nos referíamos a él como "el compañerito". Incluso después de que yo, un día, viera discretamente su gafete, para saber su nombre. Después también involucré a Angélica en el "juego" de ver al "compañerito", y le dije que estaba apartado, por que es el único más alto que yo, y que ella se podía quedar con el profe de capoeira o con mi hermano (le enseñé una foto de él y lo vio guapo). Y esa era mi queja habitual con Laura al salir de clase: que todos nuestros compañeros están demasiado bajitos, y es incómodo para bailar con ellos, que ni siquiera el profe de baile, o el de capoeira estaban de mi estatura, aunque casi, y que los únicos dos más altos eran el "compañerito" y otro compañero que se llama Víctor, que se veía medio fresa, y es moreno, delgado, con barba, que también baila genial, pero se portaba medio payaso, o fresa pues. Casi todos los días llovía, y casi siempre al salir del trabajo para ir a clase, o al salir de clase. Un día de esos, Laura y yo tuvimos que pasar el estacionamiento corriendo, y aún así, se mojaron nuestros zapatos, y así estuvimos toda la clase, bailando con los zapatos mojados. Y todas las clases seguía teniendo dos pies izquierdos, pero iba mejorando aún así, lo suficiente para no marearme o no perder el paso.
Los primeros dos jueves que fui, no hubo ninguna clase de baile, hasta el tercero, que fue de bachata y cumbia, más interesantes que de salsa. En nuestra sexta semana, o poco antes, Angélica convenció a algunos otros compañeros de ir, y eso hacía las clases más divertidas, al verlos tan torpes, como nos debimos haber visto nosotros, y bailar con ellos también era algo curioso. Primero fue Mike, después él, Beto, Luis, Omar, el novio de Brenda. otro chico que se llevaba bien con Carla; todos más amigos de Carla y Angélica.

En nuestro lugar de trabajo, las cosas seguían tranquilas; Pedro llegaba muy temprano, yo llegaba después, Laura mucho después. Entre más tarde, más gente había, y a veces no alcanzaban las sillas para todos, por eso teníamos que llegar temprano. Jorge terminó su residencia el 8 de julio, y yo no fui el 7 porque tenía cita médica con el reumatólogo, y Jorge no fue el 8 nada más por no ir. Así que me quedé sin mi PL temporal, y pasé a ser mi propia PL. De todas formas, agregué a Jorge al fb, y cuando quería saber alguna cosa del proyecto, le preguntaba. Antes de que se fuera, estuvimos platicando de música, porque a él le gusta el metal y heavy metal, o géneros de ese tipo, y a mi me gustan también, pero mi favorito es el gótico. Así que me pasó su música, vi la música que tengo, pusimos música de ambos en cada laptop, y nadie dijo nada, aunque no hubiera muchos de esos gustos. Hablamos de anime también, y por eso supe que a otro compañero le gustaba también y sabe dibujar, se llama Lalo, pero era demasiado serio y no hablaba mucho con nadie. En cambio, sus amigos, eran muy habladores, y divertidos: Mike, Camilo, Omar, y sobre todo, Jonathan. Un día, algunos días después de que se fuera Jorge, Jonathan empezó a hacerle plática a Laura, pero no me metí; cuando pasó de nuevo, si me integré a la conversación, y lo mismo hicieron Camilo y Omar, creo, o tal vez fue Lalo, porque quien haya sido solo se dedicó a escuchar. Y también se integró Pedro después. Nos pusimos a platicar de nuestras escuelas, nuestras carreras, edad, donde vivimos y cosas así, básicas. Y resulta que son muy divertidos. También me empezó a hablar Beto, aunque me veía muy seria, y siempre dijo que soy seria; cuando se enteró, por mi fondo de pantalla, que me gusta el anime, hablamos de anime, también un poco de música pero casi no; como sea, no había mucho que decir ni siquiera de anime, porque no he ido a ninguna convención ni nada por el estilo, mas que nada porque, por donde vivo, no hacen esas cosas, y si las hacen, no son muy buenas.

En las comidas, salíamos los mismos tres de siempre, Armando, Pedro y yo, solo que ahora ya éramos cuatro, con Laura. Y además, quien se quisiera integrar, casi siempre Beidi, Carla, Angélica. Y la hora en el comedor ya no era solo para ir a comer y estar alejados un poco del trabajo, sino que ya era divertida, platicar con más fluidez, reír (y es que a veces decían cada cosa). Incluso una vez, comiendo cochinita, me comí por accidente (casi) un habanero, y me enchilé y me lagrimearon los ojos, y fue horrible, y todos se dieron cuenta, y cuando pasó el susto, fue un motivo más para reír (y Armando todavía me lo recuerda de vez en cuando); o la vez que dije que soy seria, y Armando casi se ahoga con su comida por la risa, y todos se rieron diciendo "que buen chiste", así que ya había superado, hacía tiempo, mi etapa de seria. O una vez, al día siguiente de una clase de capoeira y cardio, me estaban contando todo lo que hicieron y lo interesante que fue, y Laura dijo que hasta "sentía el poder" en sus brazos, y también se rieron de ella (incluyéndome), por lo que después Armando también se podía burlar de ella un poco diciendo "saca el power" o cosas así.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Al principio del verano

Después de una reunión tan motivadora, y de que llegaran todos los chicos de verano por la innovación, fuimos al comedor, acompañados de Brenda, otra practicante. Nos separamos en dos grupos para comer, porque en una mesa no cabíamos todos. Yo estuve con Carla (que también va en el tecno pero en industrial) y algunos otros. Después de comer, nos pudimos ir.
Yo fui con mis papás a seguir buscando cuarto. Casi al final del día, nos decidimos por un departamento de dos habitaciones, con comedor y un mueble para la cocina, que ya estaban ahí. Compramos colchonetas, parrilla eléctrica, mi papá dijo que iría con una señora que conocimos a pedirle un colchón para que yo durmiera en él, pero ese primer día sólo dormí en colchoneta. El agua estaba fría, la parrilla era muy lenta para calentar agua para el café, no tenía internet (pero si una colección de series y animes descargados en mi laptop). Después de una fría e incómoda noche, desperté temprano, porque mi hora de entrada era a las 8:30 am. Por segunda vez llegué a la hora que era, y nos pasaron a la cafetería a esperar.... y esperar....
Esta vez nos separamos hombres y mujeres. En el grupo de mujeres, la que más hablaba era Vianey, segundo lugar Carla. y compitiendo por el puesto de más serias, Angélica y yo. Hablamos sobre nuestros compañeros, los que también enviaron papeles para un verano (en mi caso, ninguno de mis amigos), los que se quedaron en alguna otra empresa, los novios (y soy la única de las cuatro que no tenía novio o esposo).
Después de unas dos o tres largas horas, nos llamaron de dos en dos para asignarnos proyectos.
Yo quise quedarme en programación, y no como líder de proyecto. Me asignaron un proyecto de Java, con un chico que se llama Jorge y que estaba ya cerca de terminar su período de residencia. Me explicó de que trata el proyecto, lo que él había hecho hasta ese momento, y que no tenía PL (Project Leader). 

A cada uno nos asignaron un proyecto, excepto a Vianey, que como PL tenía tres. A Pedro y a mi nos dieron un proyecto de Jorge, diferente, pero así era como trabajar juntos. Ese primer día de trabajo se me ocurrió no llevar mi laptop, casi nadie la llevaba, así que después de la explicación no hice mucho, ni Pedro, sólo platicar con Jorge o entre nosotros, aunque él lo hacía más.
Al día siguiente, miércoles, si llevé mi laptop, y Jorge me pasó el proyecto y la documentación que tenía sobre ese proyecto, y me explicó más cosas. Todo ese día y el resto de la semana estuve peleando con mi laptop por instalar tomcat. Uno de los muchos chicos que hacen sus prácticas ahí mismo donde nos asignaron a Pedro y a mi, se me acercó muy amablemente para preguntar si todo iba bien, y de manera regular para preguntar cómo iba con la programación. Se llama David, y me pasó la clase de ActiveDirectory y me explicó como funciona, igual que la clase Conexión, para hacer la conexión con la base de datos en SqlServer, unos vídeos que él hizo sobre el MVC, lo mismo a Pedro, y en general fue muy amable. Jorge casi siempre llegaba tarde, si es que iba, así que David me ayudó mucho; también con tomcat, que no quedaba, me pasó las versiones que él tenía, y por fin el viernes quedó.

Esa primera semana fue la más aburrida y la que pasó más lento, porque no conocía a nadie, para comer iba al comedor con Pedro, y él le mandaba mensaje a Armando y comíamos los tres juntos, pero bien serios y callados los tres, el silencio entre nosotros era mucho, de vez en cuando hacíamos preguntas de los otros, o comentarios de dónde estábamos, en qué proyecto, de la gente que veíamos (cómo cuando tres hombres se sentaron en la misma mesa que nosotros hablando algún idioma que yo estaba segura que era alemán y Armando decía que era francés). 
A la segunda semana fue un poco más de lo mismo, excepto por los partidos del mundial, que fuimos a ver al auditorio proyectados en la pared, rodeados de mucha gente y comiendo botana. El primero me aburrió mucho, pero los que hubo después fueron bastante interesantes.
Poco a poco me fui integrando un poco más con mis compañeros, demasiado lentamente, empezando por Jorge, y Angélica y Carla, ya que estábamos por el mismo motivo (verano). Al final de la semana, Angélica, Vianey, Pedro, Beidi y yo estábamos platicando en lugar de trabajar, en cuanto llegamos, y Angélica nos platicó de que hay clases de baile, y de Capoiera (al que no sabía pronunciar o no recordaba el nombre, y decía pokeira), y de Kick Boxing (que cómo no estaba el maestro se reemplazó con cardio), y nos mandó los horarios y la ficha de inscripción. Platicamos sobre muchas otras cosas, pero lo importante eran las clases, como para desaburrirnos un rato, y eran de 5:15 a 7:00pm, y nuestra hora de salida era a las 5:30pm, pero bueno, por salir 15 minutos antes no pasaba nada. 
En cuanto a la programación, avanzaba muy lento para mi gusto, además de que las consultas en el jsp las hacía con código en java entre "<%" y "%>", en lugar de hacerlo en servlets o cualquier otro método. También cuando tenía alguna duda le preguntaba a Villegas por fb, aunque era un poco difícil de explicar lo que quiero hacer sin decir para qué es. Lo que nos dijeron en un evento interno, de Security Day, que fue con juegos pero para aprender sobre seguridad, y nos dieron a todos un vaso de la empresa, y a los ganadores una usb de la empresa, sirvió para cuidar más eso de la seguridad en mis conversaciones de fb (no recuerdo la fecha exacta de ese evento, creo un 26 de junio, porque según yo fue un jueves, pero no estoy segura). Después, en esa semana o la siguiente, le empecé a hablar más a los amigos de Jorge, un poco. También con otro chico que se llama Rigoberto, y que tiene una afición muy grande por el ajedrez, y jugamos en su celular y me ganó, y prometí llevar mi ajedrez de madera para jugar, pero hasta el lunes (que ese día era martes), porque estaba en mi casa. Y lo más importante, me empezó a hablar una chava más pequeña de edad (unos 20 años), practicante, programadora, sin PL, que se llama Ana Laura. Al principio hablarle fue difícil, porque como que me daba pena, y ella no ayudaba mucho, las dos éramos un poco serias entre nosotras. Luego le empezó a hablar también a Pedro, y de alguna manera, él ayudó a que habláramos un poco más. Fuimos juntas a los partidos (excepto al primero), al Security Day, y le dije de las clases el mismo día que nos dijo Angélica, porque Lau llegó más tarde.
Y ahora, algunas muchas semanas después, la considero la amiga más linda que pude haber tenido, para nada seria, y la que hizo que los días pasaran más rápido y todo fuera divertido, aunque llegara tarde o se fuera temprano o a veces faltara. 

jueves, 7 de agosto de 2014

Plática motivacional. Primer día del verano

Era un lunes 16 de junio, casi las 12:00 pm. Estaba nerviosa y emocionada, no sé cuál de los dos más. Entré, para ver a mis nuevos compañeros esperando en la recepción. La mayoría compañeras.
Hablamos un poco, aunque a esas alturas de mi nerviosismo me pareció que me estaban entrevistando en lugar de tener una amigable plática. Al poco tiempo nos llevaron a la sala de juntas.
Nuestro contacto con la empresa, Eder, se presentó y nos dijo que hiciéramos lo mismo, mencionando en qué área de nuestra carrera nos gustaría trabajar. Cuando terminamos, Eder empezó el discurso motivacional que, si bien no recuerdo palabra por palabra, si recuerdo su intención:

Están aquí, y queda saber si tomarán el reto, aquí van a trabajar, a aprender cosas nuevas, de la larga cadena de gente que conocerán les puedo presentar a uno o a dos, pero ustedes tendrán que buscar a la persona con quién necesiten hablar para sacar adelante su proyecto, porque aquí nadie les dirá que hacer, ustedes saben lo que tienen que hacer... sí, es un reto muy grande, pero ya están aquí, ya buscaron cómo llegar hasta acá, dónde se van a quedar, hicieron todo el trámite que les piden para venir.... y si ya están aquí les sugiero que aprovechen la oportunidad, que no tengan miedo, y tomen el reto, que será provechoso para su futuro...

Un poco más de eso, animándonos a quedarnos, pero, al mismo tiempo, advirtiéndonos de que no será fácil. Nos preguntó a cada uno de nosotros si nos quedábamos o no. Todos dijimos que sí, quizá algunos con más entusiasmo que otros, o algunos entusiasmados pero, al mismo tiempo, con el nerviosismo reflejado en la cara. A mí casi me convence de levantarme e irme. Pero esa no era la intención... yo no me considero una persona muy sociable, y al principio, cuando no conozco a nadie, o estoy en un lugar nuevo, me muestro tímida y seria, y me cuesta un poco agarrar confianza para hablar con las otras personas... sólo por eso lo dudé; pero, por otra parte, Eder tenía razón, en que nos costó mucho llegar ahí, por los trámites, el viaje y gastos de viaje, y si ya estábamos ahí, no había más que arriesgarse y quedarse, y hacer el proyecto que nos toque lo mejor posible, porque todo es experiencia para nosotros, para nuestro crecimiento...
Así que, nerviosa y todo, me quedé. Y no me arrepiento de haberlo hecho...

Verano... Pensamientos escritos a la mitad de mi estancia

15 de julio 2014.
Todavía no creo que estoy aquí, tan lejos de mi casa, adquiriendo nuevas experiencias, conociendo personas, trabajando, aprendiendo a bailar, y todo lo demás...
Tal vez deba empezar desde el principio...
Todo comenzó con una convocatoria que vi en fb, que ignoré por más de un mes, hasta que me empezó a interesar. Me inscribí casi en el tiempo límite; y aquí estoy.
Por cuestión de salud, y todas las complicaciones relacionadas con mi enfermedad que tuve casi todo mayo y junio, pensé que no podría venir a hacer esta estancia de verano... Desde que estoy enferma, siento que mi enfermedad me ha quitado mucho, como que tuve que faltar las primeras dos semanas de clases en 7° semestre, y cuando regresé estaba perdida, casi, y no sabía que hacían o qué habían hecho... todas las veces que falté en ese 7° y también en 8° semestre, por todas las citas médicas, para análisis, o con el reumatólogo, la oftalmóloga, médico internista... el día del convivio,del último convivio con mis amigos, llegué tarde, de noche, por que tuve que ir con el neurocirujano de urgencia... Y así varias cosas...
Y tengo dos citas programadas para el mes de julio, y por eso mi familia no creía conveniente que viniera, porque no debo perder mis citas... Y, aún así, aquí estoy, y es por eso que todavía no me lo creo.
Es genial estar aquí. No se siente de una forma demasiado extraña, el estar trabajando entre semana, y regresar a mi casa los fines de semana; de alguna forma, es algo normal, casi como si siempre lo hubiera hecho así. Aunque se podría decir que era al revés, porque con mis amigos pasaba el tiempo mientras estuvieran aquí, porque los fines de semana regresaban a sus casas. Así que el fin de semana siempre ha sido familiar para mi, por lo que supongo que no es tan raro, si lo veo de esa manera.