Al siguiente día ya no fue mi hermano, y todo siguió con normalidad. Éramos tantos en el mismo espacio de trabajo, que empezaron a hacer una lista de los que se tenían que ir al laboratorio de cómputo en el tec de Monterrey, pero no fuimos ese día, hasta el siguiente. Me quedé a clase de baile saliendo, ya de mis últimas clases, pero no fue el "compañerito".
El miércoles fuimos al tec para conocer el laboratorio, e invité a Armando también. Íbamos Pedro, Armando, Florely, Luis, Marcial, David y yo. Florely es la chava que se suponía que sería mi reemplazo, pero la asignaron a base de datos, junto con Luis. Los dos son de la misma escuela, por lo que iban platicando entre ellos. El tec de Monterrey resultó estar un poco lejos, y está bonito, pero fue aburrido; nada más llegamos y ya nos queríamos ir, más que nada porque no había mucho que hacer. Lo que sí es que pude platicar más con Florely y Luis, porque les ayudé a instalar la VPN para revisar sus correos. Fue ese día también cuando Armando me llevó unos muéganos, un dulce de su pueblo, Tehuacán, porque se lo había pedido. Laura llegó después, casi a la hora de la comida, pero no había comida todavía, así que regresamos a la empresa, y comimos allá. Laura y yo nos quedamos a clase de baile, obviamente, pero "el compañerito" tampoco fue ese día.
Para esos últimos días, se supone que iba a salir con Migue, como decidí decirle (me pareció que con que hubiera un Mike en la empresa era suficiente, y que Migue le quedaba mejor), pero entre una cosa y otra no nos pusimos de acuerdo bien, y yo no quería perderme las clases de baile por salir con él, así que eso nunca pasó. Incluso el jueves, casi habíamos podido ponernos de acuerdo, pero ese día fue mi hermano a clase de capoeira, y no podía entrar sin mi, así que me quedé en la empresa. Y ese jueves, por fin fue "el compañerito", así que pude verlo y bailar con él por última vez, cuando empezaba la segunda hora de la clase, y empezamos a bailar cumbia; pero ni Angélica ni yo le dijimos a nadie de la clase que esa era nuestra última clase, Saliendo fuimos a capoeira, a ver a mi hermano, y al profe, y por Pedro y Laura también, y nos pusimos a hablar de lo geniales que eran el compañerito y el profe de capoeira, y ella también dijo que mi hermano está guapísimo, y así cosas, nos reímos muy escandalosamente, pero nos callamos cuando ella dijo que tal vez ellos nos estuvieran escuchando.
El viernes, el último día, Lady nos mandó correo para reunirnos todos, como despedida. Por contratiempos, la reunión tardó en comenzar, y todos ya nos queríamos ir, para poder ir a pueblear por última vez, e ir a Cholula.En la reunión, Eder nos puso videos de motivación, nos despedimos todos de él, y de Lady, nos dieron nuestras cartas de terminación y nos tomamos algunas fotos.
Josué, Pedro, yo, Carla, Eder, Angélica, Vianey, Armando, Marcos, Beidi |
Ya terminando de despedirnos de Laura, Vianey, Josué, Beidi, Carla, Angélica, Pedro y los amigos de Ana nos fuimos a tomar la ruta que nos llevara a Cholula, pero no fueron ni Carla, ni Vianey, ni Pedro, porque ya era un poco tarde, y casi no fuimos mi hermano y yo, porque parecía que iba a llover, pero no llovió.
En Cholula fuimos a ver las pirámides, ruinas, la iglesia (casi me desmayo con la subida tan difícil), tomamos muchas fotos de la bonita vista que hay desde allá, sobre todo mi hermano, tan vanidoso como siempre. Habíamos quedado con Vianey en verla en el centro de Puebla, pero de nuevo, ya era tarde, así que fuimos al centro de Cholula, solo a ver como es. Después, nos fuimos de regresa en la misma ruta, pero Angélica se separó. Mi hermano y yo nos quedamos con Beidi, Jonathan y Camilo, y llegamos a Paseo Bravo, y de ahí nos fuimos caminando al centro para encontrar a mis papás.
Cenamos pizza con ellos, nos dormimos tarde, y ya teníamos todo el equipaje listo para regresar a casa.... Pero antes: el sábado nos fuimos los cuatro a pueblear al centro, después de desayunar un poco y tener el coche con nuestras maletas dentro, y el departamento desocupado y regresado las llaves a la dueña. Ese día me sentía triste, porque ya habían terminado las 7 semanas, y se notaba. Pero pensé en que ese era mi último día en Puebla, y no podía pasarlo triste, porque aún estaba ahí, y no sabía cuando podría regresar. Parece la misma razón para estar triste, y sí lo es, pero cambié la perspectiva, para aprovechar ese último día viendo y conociendo lo que apenas y pude ver y conocer, ya que solo iba a pueblear los lunes, en lugar de simplemente estar triste viendo sin ver. En el centro, volvimos a comer pizza, nos tomamos fotos, recorrimos tiendas en busca de unas botas para mi, porque mis pobres botas, que usé todo el verano, quedaron un poco mal después de 7 semanas. No hubo botas, así que recorrimos tiendas de ropa. Mi papá compró camotes para no sé cuántas personas. En algún momento del camino, vi a Marcial y a David, también puebleando. Después de la última nieve de Puebla que compré, regresamos al coche, para llegar a nuestra casa el sábado por la noche.
Y así es como terminan las crónicas de verano 2014. El mejor verano.